Estudios realizados por astrofísicos calculan que existen, aproximadamente, 100 mil millones de galaxias en todo el universo observable; y que, de todas ellas, sólo una de cada 10 puede albergar vida compleja similar a la existente en el planeta Tierra. El motivo son los brotes de rayos gamma que se producen en el espacio a consecuencia de explosiones energéticas derivadas de la fusión de estrellas o supernovas. Se trata de los elementos electromagnéticos más luminosos del universo y tienen capacidad para eliminar las formas de vida compleja de los plantas más cercanos.
Los brotes de rayos gamma comenzaron a ser detectados en 1967 por satélites diseñados para localizar pruebas de armas nucleares. Existen brotes de dos tipos: los de corta duración -uno o dos segundos- y que probablemente son producidos por la fusión de estrellas binarias de neutrones; y los brotes de larga duración que parecen derivarse de la muerte de estrellas masivas, es decir, por supernovas. Los brotes de rayos gamma de larga duración son los mas letales, ya que liberan 100 veces más energía y podrían, en el caso de que sucedan cerca de la Tierra, causar la desaparición de la capa de ozono, como sucedió hace 500 millones de años. Rául Jiménez, un astofísico teórico de la Universidad de Barcelona tranquiliza asegurando que los brotes de rayos gamma tienen lugar de forma más o menos periódica, y que, según los cálculos, nos encontramos más o menos en mitad de un ciclo, de forma que la Tierra no debe preocuparse hasta dentro de 500 millones de años más.
En el caso del efecto de los brotes de rayos gamma en el resto del universo, Tsvi Piran, un astrofísico teórico de la Universidad Hebrea de Jerusalén ha calculado que el 90% de las galaxias están sometidas a demasiados rayos gamma de larga duración como para hacer posible la existencia de vida compleja en ellas. Piran argumenta que «es casi seguro que las bacterias y las formas inferiores de vida podrían sobrevivir al evento, pero para la vida más compleja sería como golpear un botón de reinicio. Tendrían que empezar desde cero«.
Piran critica que los científicos del SETI en California buscan señales de vida inteligente en los planetas situados en el centro de la Vía Láctea, precisamente donde las estrellas son más abundandtes y las explosiones de rayos gamma más frecuentes, haciendo imposible la vida intligente. Tsvi Piran aconseja que «tal vez deban mirar en la dirección exactamente opuesta» ya que hay más probabilidades de hallar vida compleja en la periferia de la galaxia, donde la concentración de estrellas es menor.