Los empastes dentales pronto podrían quedar en el pasado -y ojalá, gracias a un descubrimiento reciente en torno a un medicamento llamado Tideglusib.
Desarrollado y probado para tratar la enfermedad de Alzheimer, los científicos descubrieron que el medicamento también promueve el mecanismo natural de regeneración de los dientes en los ratones, lo que permite que el diente repare las caries.
Tideglusib funciona estimulando las células madre en la pulpa dentaria, la fuente de nueva dentina, la sustancia mineralizada que está debajo del esmalte dental y que es carcomida por la caries.
Los dientes pueden regenerar la dentina naturalmente, sin ayuda, pero solo bajo ciertas circunstancias. La pulpa debe estar expuesta a través de una infección (como la caries) o un traumatismo que motive la fabricación de dentina.
Pero incluso entonces, el diente solo puede volver a generar una capa muy delgada de forma natural, no lo suficiente como para reparar las cavidades causadas por la descomposición, que generalmente son profundas. Tideglusib cambia este resultado porque apaga la enzima GSK-3, que detiene la formación de dentina.
En la investigación de 2017, el equipo insertó esponjas pequeñas y biodegradables, hechas de colágeno empapado en Tideglusib, en cavidades. Las esponjas desencadenaron el crecimiento de la dentina y dentro de las seis semanas el daño había sido reparado.
La estructura de colágeno de las esponjas se derritió, dejando solo el diente intacto.
Hasta ahora el procedimiento solo se ha utilizado en dientes de ratón.
«El uso de un medicamento que ya ha sido probado en ensayos clínicos para la enfermedad de Alzheimer, ofrece una oportunidad real para llevar este tratamiento dental rápidamente a las clínicas», dijo a The Telegraph Paul Sharpe, profesor y autor principal del King’s College London Dental Institute.
«La simplicidad de nuestro enfoque lo hace ideal como un producto dental clínico para el tratamiento natural de las cavidades grandes, ya que proporciona protección contra la pulpa y restaura la dentina», agregó Sharpe.
El Ciudadano, vía Science Alert