Mujeres inventoras que revolucionaron la tecnología

Es un hecho que para las mujeres no ha sido nada de fácil incorporarse al mundo laboral y que solo desde hace unos 50 años, sus aportes a la sociedad y el conocimiento están siendo reconocidos masivamente

Mujeres inventoras que revolucionaron la tecnología

Autor: Sofia Olea

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Es un hecho que para las mujeres no ha sido nada de fácil incorporarse al mundo laboral y que solo desde hace unos 50 años, sus aportes a la sociedad y el conocimiento están siendo reconocidos masivamente. Esta en los medios, los registros históricos y el relato cotidiano. Y todavía quedan muchos sectores de la sociedad y el mundo, en que la representación femenina es insuficiente.

En el caso de la tecnología, pese a la histórica desigualdad de condiciones, muchas mujeres han creado inventos importantes, que trascienden la experimentación para transformarse en recursos concretos de apoyo para la vida y el desarrollo de las sociedades.

Los prejuicios aún permanecen y las diferencias de participación entre hombres y mujeres aun son notorias en el ámbito de la tecnología, la ingeniería y la informática. Pero en el proceso hacia un equilibrio, y a medida que niñas y niños son educados para un cambo, los avances se van haciendo notar.

Aquí presentamos algunas de las mujeres que han hecho aportes destacables en el campo de la tecnología y los inventos innovadores.

Hedy Lamarr, estrella de Hollywood y precursora del Wifi

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«Es fácil ser glamourosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida». Esa elegante ironía salio de los labios de Hedy Lamarr (1914-2000), cuando todavía era una actriz de éxito en Hollywood y ya era conocida como la mujer más hermosa de la historia del cine. Pero la austriaca, que coprotagonizó «Sansón y Dalila» de Cecil B. DeMille y participó en 18 películas, era mucho más que belleza física y talento actoral. También era inventora e ingeniera.

Mujer rebelde en ese Hollywood de los años 40, se involucró en la lucha contra el nazismo al estallar la Segunda Guerra Mundial. Pero su compromiso no fue únicamente para recoger fondos para EE.UU, el país que la acogió cuando huyó de Austria y de su marido. Mientras por el día bailaba en el rodaje de «Las chicas de Ziegfeld», por la noche se encerraba en su escritorio para elaborar un sistema inalámbrico de guiado de misiles.

El Sistema de Comunicaciones Secreto, patentado conjuntamente con su colaborador George Antheil, era un sistema de radiocontrol capaz de emitir radiofrecuencias sólo aparentemente aleatorias, que el enemigo no podía interceptar.

Ese sistema se conoce actualmente como ‘salto de frecuencia’, un grupo de soluciones de telecomunicación llamado ‘sistemas de espectro expandido’ que se utilizan en las comunicaciones inalámbricas, en las redes wifi y las comunicaciones con celulares.

Sarah Mather y el periscopio submarino

«La naturaleza de mi invención consiste en la construcción de un tubo con una lámpara unida a un extremo del mismo que puede ser hundido en el agua para iluminar objetos, y un telescopio para ver dichos objetos y hacer exámenes bajo el agua…».

Así comenzaba la presentación de su patente la estadounidense Sarah Mather en 1845. Había inventado el periscopio submarino. Y explicaba: «La lámpara y el telescopio se pueden usar para diversos fines, tales como el examen de los cascos de los buques, para examinar o descubrir los objetos bajo el agua, para la pesca, la voladura de rocas para despejar los canales y otros usos».

La sencilla justificación de su invento da una pista de que la inventora no se imaginaba el grado de sofisticación que alcanzaría su invento, una pieza fundamental en investigación marítima y en el desarrollo de la industria naval.

Se sabe poso de Sarah Mather. En el Diccionario Biográfico de la Mujer en la Ciencia, una extensa obra que recoge la biografía de unas tres mil mujeres científicas, apenas se llega a sospechar que se casó y que «tuvo al menos una hija». No se conoce su fecha de nacimiento ni cuando murió, y tampoco aparecen más patentes suyas.

Es un buen ejemplo de la falta de reconocimiento al aporte de las mujeres en este campo. Como muestra, un ejemplo: hasta 2011, a las mujeres estadounidenses no se les permitió servir en los submarinos, a pesar de que el moderno desarrollo de éstos, se le debe a una de ellas.

El chaleco antibalas, una deuda con Stephanie Kwolek

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Cada vez que un o una policía se toca el pecho tras recibir un disparo y se da cuenta de que el chaleco antibalas le salvó la vida, le debe algo a una mujer polaco-estadunidense llamada Stephanie Kwolek, que murió en 2014 a los 90 años. Kwolek fue una química que inventó el poliparafenileno tereftalamida, una fibra de alta resistencia conocida como Kevlar, muy ligera, pero hasta cinco veces más resistente que el acero, de la que se hacen los chalecos antibalas.

El invento se dio a conocer en el año 1965, mientras trabajaba para la compañía Dupont, en Wilmington, Delaware (Estados Unidos).

Esta fibra tiene mas de una utilidad. Se emplea también en cables submarinos, tecnología espacial, frenos de automóviles, etc.

«Sabía que había hecho un descubrimiento», dijo Kwolek hace años en una entrevista. «No grité ‘Eureka’ pero estaba muy emocionada, al igual que todo el laboratorio, y la dirección también estaba emocionada porque estábamos ante algo nuevo y diferente».

Así, se convirtió en la primera mujer en recibir la Medalla Lavoisier por un logro sobresaliente.

Josephine Cochrane inventó el lavavajillas

En la histórica desigualdad de oportunidades para las mujeres, también forma una buena parte el rol tradicional de ocuparse de las tareas del hogar.

Parece esperable, entonces, que fuese una mujer la que inventó una máquina para liberarse del tedioso y rutinario lavado de platos. Y esa mujer fue Josephine Cochrane, en 1886. Su intención era llevar el lavavajillas a los hogares con el fin de «liberar a las mujeres de la esclavitud del fregadero», como cuenta la Universidad de Portland en una biografía dedicada a la inventora estadounidense.

Hubo otros intentos de conseguir una máquina eficiente previamente, pero ella fue la primera que logró hacerlo funcionar y probar su eficiencia, utilizando la presión de agua para lavar la vajilla, que es el sistema en que se basan los modernos aparatos homólogos.

Su invento se expuso en 1893 y fue rápidamente adoptado por hoteles y restaurantes. Sin embargo, no fue hasta 1950 cuando este aparato comenzó a verse en los hogares de los países desarrollados.

Pese a todas las dificultades, las mencionadas no son las únicas mujeres que han dejado huella en la tecnología y la informática. Ada Lovelace también es conocida por haber imaginado en el siglo XIX, un mundo en el que máquinas programables serían esenciales para el progreso. Ella es considerada, ahora, la primera programadora del mundo. O Grace Murray Hopper, que creó Cobol, uno de los lenguajes de programación clave. Más atrás en la historia está Letitia Greer, que inventó la jeringuilla médica que se usa con una mano, precursora de las actuales. Y en los limites tardíos de la Antigüedad, se destaca Hypatia d’Alexandria, quien ademas de tener un rol importante en el círculo de las matemáticas y la astronomía, inventó el planisferio, en el siglo IV.

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Ada Lovelace

Fuente: ID; BBC Mundo.


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