Buscar a Dios en la materia gris parece ser un área que interesa a muchos neurólogos, con estudios que comparan el fervor religioso con el efecto de algunas drogas, que vinculan las experiencias espirituales con neurotransmisores como la serotonina o que identifican qué partes del cerebro son responsables de la fe en lo sobrenatural.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Neuropsychologia encontró que hay personas con daño cerebral en un área asociada con la planificación, que se vuelven menos abiertas a nuevas ideas, lo que explicaría por qué alguna gente es más propensa a ser extrema en sus creencias religiosas.
El neurocientífico Jordan Grafman, de la Universidad Northwestern, en Illinois, EEUU, analizó un trágico pero útil conjunto de datos, conocidos como Estudio sobre Lesiones de Cabeza de Vietnam (VHIS).
A fines de la década del ’60, durante la Guerra de Vietnam, el neurólogo –y veterano de la Guerra de Corea– William Caveness, desarrolló un registro de aproximadamente 2.000 soldados que habían sufrido traumatismo craneal durante el conflicto.
La información recogida por el personal médico demostró ser invaluable, no solo para Caveness, sino para otros investigadores, como Grafman.
Como resultado del tratamiento médico que recibió una gran cantidad de heridos, muchos soldados sobrevivieron a sus lesiones y regresaron a casa, donde los investigadores siguieron monitoreando su salud.
Décadas más tarde, Grafman sigue haciendo descubrimientos interesantes sobre el funcionamiento interno del cerebro cuando está dañado. El año pasado, descubrió que partes de las regiones cerebrales frontal y temporal, eran responsables de minimizar el significado de las experiencias místicas.
En esta última investigación, él y sus colegas llevaron el estudio un paso más allá, examinando los registros de 119 veteranos de Vietnam, que habían sufrido una lesión de cabeza penetrante, y comparándolos con los registros de 30 veteranos sin lesiones cerebrales (como grupo de control).
Las pruebas conducidas durante una fase relativamente reciente del VHIS, incluyeron una escala de fundamentalismo religioso; una medida estandarizada que incluye responder a declaraciones como, por ejemplo, «para llevar la vida mejor y más significativa, uno debe pertenecer a la religión verdadera».
También midieron la inteligencia promedio de los veteranos y su flexibilidad cognitiva, pidiéndoles que clasificasen tarjetas en distintas categorías, de acuerdo a unas series de normas.
Grafman y sus colegas usaron tomografía computarizada (TC) para trazar la posición y el tamaño de las lesiones cerebrales dejadas por las lesiones en Vietnam.
Los investigadores se concentraron en los veteranos con daño a la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC), que es conocida por desempeñar un papel cognitivo en las experiencias espirituales, así como en la resolución de problemas, planificación y gestión de tareas.
Así lograron identificar una relación entre las lesiones en estas áreas, la fuerza de las convicciones religiosas de los veteranos y una baja flexibilidad cognitiva, lo que sugiere que áreas como la DLPFC desempeñan un papel clave en ayudarnos a mantener la mente abierta a diversas ideas inspiradas en experiencias religiosas.
En su estudio, los autores señalan que los resultados muestran que el daño a ciertas áreas del cerebro, haría más difícil evaluar las creencias religiosas y contrastarlas con otras ideas.
Fuente, Science Alert
El Ciudadano