Gabriel Weinstein es todo un emprendedor, y ya a los 23 años decidió abrir con dos amigos una empresa de software. Su paso por Singularity University, el campus de innovación para salvar al mundo que funciona hace seis años en la NASA, lo ha marcado, y desea compartir su proyecto, el de una toallita femenina que detecta enfermedades ginecológicas nacida en el marco de esa experiencia, a la que califica de “espectacular” e “increíble” en forma permanente.
Gabriel fue uno de los cuatro argentinos seleccionados entre 4500 personas de distintas nacionalidades que viajó a Estados Unidos a formarse en uno de los centros académicos no tradicionales más prestigiosos de la actualidad. ¿El objetivo? Desarrollar soluciones alternativas tendientes a resolver los problemas cotidianos que afectan a la población mundial.
La menstruación se convirtió en la aliada más importante de la iniciativa que idearon y que resultó ser una de las cinco ganadoras de las 22 presentadas al final de la cursada. Ahora trabaja en diseñar un prototipo en su país de origen.
“Es el primer proyecto en el mundo que involucra a la menstruación, por lo que nos costó mucho encontrar información. Es revolucionario y no invasivo. Buscamos sacarle provecho a algo que inicialmente se piensa en términos negativos”, describe Gabriel, quien busca ayudar a una detección temprana que complemente el diagnóstico posterior de un especialista.
El sueño es poder implementar en el mercado latinoamericano “la toallita inteligente”, esa que alerta al segmento femenino cada vez que descubre valores en el cuerpo fuera de rango, y que puede volverse una herramienta muy útil para evitar sorpresas o males mayores. Sus socios de aventura son una médica danesa, un emprendedor danés, una ingeniera mecánica polaca, un experto en usabilidad de productos búlgaro; y una médica brasileña.
“Armamos el proyecto durante 48 horas. Después vino un mes intenso en el que hicimos de todo, desde leer patentes para chequear que lo nuestro no estuviera hecho hasta investigar la tecnología y hacer encuestas para ver si la gente usaría eventualmente la toallita”, cuenta el joven de 31 años. “Descubrimos que hay 300 marcadores, o sea datos, que no están presentes en la sangre pero sí en la menstruación (sangre, fluidos, endometrio). Cerraba por todos lados. Lo más llamativo es que todo esto ocurrió durante la primera semana, en uno de los tantos brainstormings que tuvimos”.
El chip puede detectar HIV, sífilis, gonorrea, HPV, clamidia, entre otras. “La toallita será flexible y tendrá tres capas: la primera, de contacto con la piel; la segunda, de absorción y filtrado; y la tercera, la del sensor de microfluidos. Se trata, en realidad, de un pequeño laboratorio adentro de un chip (un sensor, una batería y un transmisor de radiofrecuencia, que es el encargado de enviar la información al celular). Cuando la sangre llega al sensor, el marcador reacciona en caso de encontrar una enfermedad y se genera un electrón. Si lo hay, significa que hubo reacción y que algo tenés”, detalla el argentino.