En 1937, la famosa piloto Amelia Earhart, conocida por ser la primera mujer en completar un vuelo en solitario sobre el Atlántico, desapareció cuando intentó circunnavegar el globo con su compañero de navegación, Fred Noonan.
Ochenta años después, su desaparición y el destino de sus restos siguen siendo un misterio para el mundo, pero hace poco un análisis forense parece haber identificado exitosamente una evidencia que se relaciona con Amelia, como informa The Washington Post.
Los 13 huesos fueron recuperados en 1940 de la isla de Nikumaroro en el Pacífico Sur. Una expedición británica, que examinó la isla para su asentamiento, encontró los restos junto a una botella de licor de hierbas Benedictine, una caja diseñada para sostener un sextante y un zapato de mujer. Es posible que todas esas piezas hayan estado a bordo del avión Lockheed de Earhart, si ella se hubiera estrellado en el área.
Una teoría popular sobre la desaparición de Earhart, era que había muerto tras un naufragio en una remota isla del Pacífico, similar a Nikumaroro. Los expertos sospecharon que los huesos pueden haber pertenecido a la piloto perdida, pero el investigador que realizó un análisis en 1941 concluyó que pertenecían a un hombre.
En ese entonces la osteología forense, es decir, el estudio de los huesos, estaba en pañales. Con esto en mente, el antropólogo Richard L. Jantz, de la Universidad de Tennessee, EEUU, volvió a revisar la evidencia décadas más tarde. El trabajo fue descrito en un nuevo estudio, publicado en la revista Forensic Anthropology.
Jantz utilizó métodos mucho más sofisticados que los que había en 1941: un programa computacional llamado Fordisc, que él mismo ayudó a diseñar, le permitió estimar el sexo, la ascendencia y la estatura del dueño de los huesos. Luego el investigador comparó estos datos con el tamaño estimado del esqueleto de Amelia Earhart, en función de lo que se sabe sobre su estatura, peso y proporciones generales.
A partir de esta investigación, Jantz y su equipo descubrieron que los huesos de Nikumaroro son más similares al físico de Earhart que el 99% de las personas que observó en una muestra de referencia.
La teoría del naufragio es solo una de las tantas explicaciones que se han dado sobre la desaparición de la famosa piloto. Otras posibilidades sugieren que se estrelló y murió en el mar, que se estrelló en Papua Nueva Guinea o que fue capturada por las fuerzas japonesas y murió prisionera.
Varias de estas teorías han sido validadas por nuevas pruebas y luego desacreditadas, al descubrirse que la evidencia había sido ser fabricada o manipulada. Pero si las afirmaciones de este nuevo estudio pasan la prueba de la blancura, finalmente podrían ayudar a completar la historia de Amelia.
El Ciudadano. Fuente, Washington Post