Algunos de los problemas asociados con el embarazo poco saludable son el aumento excesivo de peso, la preeclampsia, la diabetes gestacional, el parto por cesárea, el dolor lumbar y la incontinencia urinaria.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), en Madrid, España, define algunas pautas del ejercicio físico durante el embarazo, con mayores beneficios fisiológicos para la madre y el feto.
El nuevo trabajo, que fuepublicado en Journal of American Medicine Association (JAMA), confirma que hay evidencias científicas contundentes para asegurar que el ejercicio moderado durante el embarazo es seguro y conveniente.
«El porcentaje de mujeres que cumplen las recomendaciones de ejercicio durante el embarazo es muy bajo”, explica María Perales a Agencia Sinc, quien es investigadora del departamento de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. La experta agrega que una de las causas de este sedentarismo es el desconocimiento sobre cuáles son los ejercicios más adecuados para la etapa de gestación.
Algunos de los beneficios de hacer ejercicio durante el embarazo son la prevención del sobrepeso, menor riesgo de macrosomia fetal (bebés que nacen pesando más de 4 kilos), menor riesgo de preeclampsia, de diabetes gestacional, de parto por cesárea, de dolor lumbar y pélvico, y de incontinencia urinaria.
Al contrario de lo que muchas personas suelen creer, practicar ejercicio no supone un riesgo aumentado de parto pretérmino; tampoco de bajo peso al nacer o de estrés fetal. Si la mujer no presenta contraindicaciones médicas u obstétricas, el ejercicio es recomendado.
Los autores también recomiendan actividad física a mujeres que han sido sedentarias antes del embarazo o que tienen problemas de salud relacionados con el sobrepeso. Recalcan que es una buena oportunidad para iniciarse en los hábitos saludables.
La nueva investigación enfatiza las pautas de actividad física que han demostrado ser más beneficiosas durante este periodo, y señala los ejercicios que las embarazadas deben evitar para no poner en riesgo la salud del feto.
En cuanto al tipo de ejercicio, duración y frecuencia semanal, los expertos dicen que en cada sesión debe haber una combinación de trabajo aeróbico y de fuerza, que las sesiones deberían durar entre 45 y 65 minutos y que la frecuencia recomendada es tres o cuatro veces por semana, informa Sinc.
Es importante que la intensidad sea moderada, aunque como cada mujer es diferente, se recomienda consultar con los profesionales médicos. La actividad física puede comenzar a partir de la semana 9 a la 12 de gestación.
El pilates o el yoga son muy beneficiosos para la salud mental, la relajación, la flexibilidad y la reducción del dolor, pero no están asociados con los beneficios fisiológicos descritos por el estudio, que apuntan al gasto energético, a evitar exceso de peso y prevenir enfermedades relacionadas con la obesidad y la falta de actividad.
Los ejercicio que se deben evitar son los que plantean demasiada exigencia y resultan extenuantes (90% de frecuencia cardíaca máxima), porque pueden aumentar el riesgo de hipertermia, deshidratación o reducción del flujo uterino, «con el consecuente riesgo de comprometer la salud fetal», explica Perales.
Los expertos advierten que las embarazadas deben dejar de realizar carreras de larga distancia, el trabajo intenso de pesas y de contracción isométrica, los saltos, los ejercicios con riesgo de impacto y caídas, o los que se realizan en posición recostada boca arriba.
El Ciudadano