Un brote de sarampión está barriendo Portland, un punto importante del movimiento contra la vacunación, y a Clark County, también en el estado de Washington.
Desde el año nuevo, el Departamento de Salud Pública de Clark declaró una emergencia de salud pública, reportando al menos 23 casos confirmados y siete casos sospechosos de sarampión en el área. Al menos 20 de estas personas no están vacunadas. Dieciocho de ellos son niños pequeños de entre uno y 10 años.
El departamento de salud ha publicado una larga lista de lugares donde personas infectadas han visitado iglesias, escuelas, hospitales, partes del Aeropuerto Internacional de Portland, un IKEA e incluso un juego de baloncesto de los Portland Trail Blazers.
Las autoridades advirtieron que «las personas que creen que tienen síntomas de sarampión no deben ir directamente a los consultorios médicos, centros de atención de urgencias o departamentos de emergencia (a menos que tengan una emergencia médica) sin llamar con anticipación».
El sarampión es una enfermedad viral altamente infecciosa que causa fiebre, tos y congestión nasal, seguida de una erupción roja característica que comienza en la cara y luego se extiende por todo el cuerpo. Todavía causa alrededor de 110.000 muertes cada año, especialmente en África y Asia, a pesar de que se puede prevenir a través de una vacuna altamente efectiva desarrollada en 1963.
En los EE.UU., el 2 por ciento de los niños se abstuvieron de las inmunizaciones estándar en el año escolar 2017-2018, y no por motivos médicos. En el condado de Clark, esta cifra llegó casi al 8 por ciento de los niños, según los registros estatales vistos por The Washington Post. De ellos, solo el 1 por ciento tenía exenciones médicas, mientras que el 7 por ciento restante se oponía por «razones personales o religiosas».
«Es realmente horrible, trágico y totalmente prevenible», dijo a Washington Post Peter J. Hotez, profesor de pediatría y decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical en el Baylor College of Medicine en Houston. «Portland es un desastre total cuando se trata de tasas de vacunación».
Muchas de estas objeciones se derivan del movimiento contra las vacunas, recientemente declarado como una de las mayores amenazas para la humanidad por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Debido a su increíble resurgimiento en Europa y EE.UU., ha habido un aumento global del 30 por ciento en los brotes de sarampión. En 2018, EE.UU. tuvo el segundo número más alto de casos desde que se eliminó oficialmente el sarampión en el 2000. Un estudio el año pasado reveló que el precio que paga el sistema de salud pública de una ciudad por un brote, es de alrededor de 400.000 dólares.
Hace falta volver a decir que el movimiento antivacunas se basa en argumentos muy débiles. En 1998, Andrew Wakefield publicó un documento que afirmaba haber vinculado la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) con el inicio del autismo. Desde entonces, el documento se ha retirado totalmente de la revista médica y se prohibió a Wakefield ejercer como médico en el Reino Unido.
Su trabajo desde entonces ha sido descrito por los científicos como «el engaño médico más dañino de los últimos 100 años». Sin embargo, la idea se niega a morir y ya está causando estragos en la salud pública.
Fuente: IFLScience