Un estudio conjunto del Red Sea Research Center de la King Abdullah University of Science and Technology y el Instituto de Investigaciones Marinas (CSIC) determinó que el macho del pez payaso, conocido por la película Buscando a Nemo, cambia de sexo cuando desaparece su pareja.
Esta especie es monógama y son las hembras las que se adelantan a comprobar si existe algún peligro en el entorno. Cuando desaparece la hembra, el macho con el que está emparejado comienza a desarrollar sus gónadas femeninas, al tiempo que sus testículos se atrofian hasta desaparecer. Este proceso transcurre tras dos semanas de ausencia de la hembra.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores comenzaron a trabajar en el año 2013 con 16 familias de peces payaso. Gran parte del estudio se hizo en Yeda, ciudad costera cercana a La Meca.
Los investigadores observaron que las familias de estos peces se agrupan en dos, tres o siete, dependiendo del tamaño de la anémona, animal marino que da refugio a los peces payaso.
Las familias de dos están compuestas por un macho y una hembra, esta última de mayor tamaño. Si son tres o más, la familia posee un macho y una hembra adultos, además de una colección de peces juveniles que tienen gónadas de ambos sexos, pero no son hijos, puesto que al eclosionar los huevos puesto por la madre, son dispersados por la corriente. De esta forma, el aparato reproductor se modifica en función de las necesidades de la familia.
Si desaparece la hembra, el macho pierde sus gónadas masculinas en favor de los ovarios y uno de los peces jóvenes crecerá y ocupará el lugar dejado por el macho adulto que pasó a ser hembra. Si en una anémona solo viven un macho y una hembra, sin peces juveniles, el macho queda solo y no cambia de sexo.
«Hay dos elementos clave que explican el éxito evolutivo del pez payaso. Por una parte, su simbiosis con las anémonas, su refugio; y por otra, su capacidad para cambiar de sexo rápidamente al fallecer su pareja», dice Laura Casas, la directora del proyecto, según consigna El País.