Presentan estudio para restaurar zonas degradadas y estudiar la importancia de los bosques pantanosos

La Dra. Alejandra Zúñiga, académica de la Universidad Austral de Chile y del Centro de Investigación en Suelos Volcánicos (CISVo), describió cómo responden a las inundaciones el canelo (Drimys winteri), el arrayán (Luma apiculata), el temu (Blepharocalyx cruckshanksii) y la pitra (Myrceugenia exsucca), y lo compartió a la comunidad académica en la revista Tree Physiology. Siendo la primera científica que ha estudiado la ecofisiología de estas cuatro especies del bosque templado de nuestro país.

Presentan estudio para restaurar zonas degradadas y estudiar la importancia de los bosques pantanosos

Autor: Leonel Retamal

Fotografía plántulas: Alejandra Zúñiga

Por primera vez se estudia en el mundo, la ecofisiología de cuatro especies nativas, es decir cómo estos árboles funcionan en su ambiente, bajo condiciones de inundaciones. Se espera que la información sirva para restaurar zonas degradadas y reconocer la importancia de los bosques pantanosos.

Por observación algunas personas diferencian las especies de árboles que viven más cerca o distantes de hualves o de humedales. Es posible, pero de ahí a estudiar por primera vez cómo estos árboles responden a ser sometidos a distintos periodos de inundación es algo que solo una investigadora en el país le interesó y ahora lo puede explicar.

La Dra. Alejandra Zúñiga, académica de la Universidad Austral de Chile y del Centro de Investigación en Suelos Volcánicos (CISVo), describió cómo responden a las inundaciones el canelo (Drimys winteri), el arrayán (Luma apiculata), el temu (Blepharocalyx cruckshanksii) y la pitra (Myrceugenia exsucca), y lo compartió a la comunidad académica en la revista Tree Physiology. Siendo la primera científica que ha estudiado la ecofisiología de estas cuatro especies del bosque templado de nuestro país.

En la publicación, la investigadora demostró por primera vez que especies nativas de la zona centro – sur del país tienen la capacidad de aclimatarse a condiciones de inundaciones, fue el caso del temu y la pitra, que desarrollaron hojas más delgadas y alargadas, con mayor densidad de estomas cuando estuvieron sometidas a inundaciones. “El arrayán, por otra parte, se mantiene e incluso aumenta su capacidad de intercambiar carbono cuando está sometido a periodos cortos de inundación”, comentó la investigadora, características que permiten superar por ejemplo un incremento repentino del nivel del agua en su entorno.

Fotografía de la investigadora: Marcos Lavados

La Dra. Zúñiga reconoce su interés en entregarle mayor valor a estos lugares como los bosques pantanosos y también humedales, especialmente en la región de Los Ríos, y donde las especies se pueden ver enfrentadas a crecidas de ríos constantes, por las lluvias principalmente. También fenómenos que podrían aumentar por efectos del cambio climático en la zona centro-sur de Chile.

“Estas especies toleran muy bien estar inundadas a comparación de la mayoría de los árboles y plantas que cuando se enfrentan a estas condiciones sus raíces tienden a morir o afectar su crecimiento”, dijo la académica, y explicó que lo que hace en este estudio es describir, por primera vez las respuestas de estas cuatro especies. Otras especies arbóreas de zonas inundadas pueden presentar estructuras especiales en sus raíces, como los “neumatóforos” que son verdaderos snorkels de buzos, que salen de las raíces y suben hasta la superficie, “para tomar aire, o las lenticelas, que son verdaderos hoyos en los tallos por donde difunde oxígeno hacia las plantas, así como las raíces áreas, que se elevan fuera de la inundación”, comentó Zúñiga.

Lo que hicieron fue tomar estas cuatro especies desde semillas, hacerlas germinar, crecer, luego plantar en distintos maceteros y someterlas a la inundación, manteniendo especies de control para luego comparar las respuestas.

El mayor problema para las plantas en inundación es que no llega el oxígeno necesario. La investigación lo que hizo fue “simulamos las condiciones de los hualves, de inundación esporádica o episódica y también permanente (de varios meses); “describimos que muchas de estas especies, siempre forman lenticelas, siempre forman raíces adventicias, y también tiene hojas que son mucho más extendidas cuando están en un periodo de intermitencia de la inundación”, aseguró la investigadora.

Normalmente las plantas que no responden bien a las inundaciones cierran sus estomas, que son verdaderos poros de las plantas, por ahí ingresa aire con dióxido de carbono, el que es un “alimento” para realizar fotosíntesis. Para algunas de estas especies se descubrió que incluso los abren más, cuando la inundación es breve y esporádica.

“Si aumenta la superficie de las hojas y mantienen los estomas abiertos pueden bombear más agua a través del periodo de inundación, al parecer estas plantas se aclimatarían o detectarían la inundación, justamente cuando enfrentan periodos breves de inundación, por ejemplo los arrayanes, donde la tasa de fotosíntesis incluso aumenta, cuando la inundación es breve, pero su respuesta no es buena cuando la inundación es prolongada”

“Esta información se debería usar ya que es una base de la fisiología de las plantas, estas especies podrían ser usadas en planes de restauración en zonas rivereñas. Arrayán es ideal para zonas donde las inundaciones son frecuentes pero breves y otras especies como Canelo o Pitra son mas adecuadas en zonas donde la inundación puede durar varios meses. También se podría enriquecer y mantener los hualves, en un buen estado de conservación, para que se mantengan como zonas buffer. Estas zonas rivereñas son verdaderos filtros de nutrientes, si no se conservan, si se pierden o se cambian, el ciclo hidrológico se ve afectado” concluyó la investigadora.

Fotografía de la investigadora: Marcos Lavados


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