Los fenicios dominaron la costa del norte de África y del Mediterráneo oriental entre los años 1.500 y 300 a.C. Fueron apreciados y reconocidos como grandes comerciantes y navegantes por sus contemporáneos romanos y griegos. Sin embargo, y a pesar del poderío oceánico que desplegaron en su tiempo, no se sabe mucho más de su cultura. Hasta ahora, que un grupo de investigadores por primera vez obtuvo y secuenció el genoma mitocondrial del ADN de los restos de un joven fenicio que murió hace 2.500 años.
Los investigadores encontraron que el hombre pertenecía a un raro haplogrupo europeo conocido como U5b2c1, lo que ofrece la evidencia más antigua de este grupo genético del norte de África (los fenicios). «U5b2c1 es uno de los haplogrupos más antiguos en Europa y se asocia con las poblaciones cazadoras-recolectoras que había ahí», explica la profesora Lisa Matisoo-Smith en un comunicado, quien co-lideró el estudio publicado en PLOS One. «Encontrarlo (U5b2c1) en Europa a niveles de menos del uno por ciento es notablemente extraño en las poblaciones modernas de hoy».
El análisis de ADN de otras poblaciones antiguas que vivieron en Europa también ha revelado a este particular grupo genético, específicamente en los restos de dos cazadores-recolectores descubiertos al noroeste de España. Se piensa que fue común entre todos los cazadores-recolectores que vivían a lo largo de todo el continente. Se cree que la razón por la cual ahora es tan raro encontrarlo en Europa, es que los agricultores del Cercano Oriente empujaron a los cazadores-recolectores fuera del continente al propagarse por él.
Los fenicios, quienes dominaron la costa del norte de África y formaron un núcleo de comercio en Cártago, probablemente se originaron en el Oriente Próximo, en lo que hoy es Líbano. Se cree que ellos también carecían del haplogrupo U5b2c1, es por eso que el hallazgo hace surgir la intrigante pregunta sobre dónde obtuvo este joven esta marca genética. Puede ser que haya estado relacionado cercanamente con los cazadores-recolectores originales, quienes habitaron Europa, más que con los que llegaron desde el este.
Al observar el ADN mitocondrial del joven fenicio, que se hereda por línea materna, los investigadores pudieron concluir que probablemente descendía del pueblo originario de la Península Ibérica, posiblemente de Portugal. Esta región está muy cerca de la misma en que fueron encontrados los restos de los cazadores-recolectores españoles. Los investigadores sugieren que como los agricultores se propagaron por el continente europeo, alejaron a los cazadores-recolectores hasta que un arcaico pueblo, que contenía esta herencia genética, sobrevivió en Iberia.
«A medida que una ola de pueblos agricultores del Oriente Próximo reemplazó a estos cazadores-recolectores, algunos de sus linajes pudieron haber persistido por más tiempo en el sur lejano de la Península Ibérica y en islas más lejanas, y luego se transportaron al crisol cultural de Cártago en África del norte, por la vía de las redes comerciales fenicias y púnicas», cuenta Matisoo-Smith. El análisis de este joven ofrece una fascinante comprensión sobre los fenicios, de quienes se sabe tan poco, a excepción de lo que nos han contado los griegos y romanos.
Traducción, CCV, El Ciudadano