Un científico ha propuesto un método para probar los límites de la mecánica cuántica aplicándola a la mente humana.
La idea se basa en la «acción fantasmal (o espeluznante) a distancia» o entrelazamiento cuántico, que sugiere que dos partículas pueden compartir propiedades, lo que se hace evidente cuando se miden.
Hace cien años Albert Einstein pensó que esto no era posible y desde entonces varios físicos han estado buscando maneras de demostrar que estaba equivocado.
Para probar el entrelazamiento cuántico, en 1964 el físico John Bell propuso un experimento para enviar una partícula de un par a una posición A y la otra a una posición B. En cada ubicación, un dispositivo mediría una propiedad específica de las partículas: su espín. Esto se haría utilizando un generador de números aleatorios para seleccionar espín positivo o negativo, informa IFLScience.
Si las mediciones se correlacionan (se encontró que las partículas tienen el mismo giro en cada ubicación), entonces podría decirse que el entrelazamiento cuántico está probado. De ahí el concepto de ‘espeluznante’ (spooky), porque sin interactuar, las partículas parecen estar influyendo entre sí.
Ahora, Lucien Hardy, del Instituto Perimeter de Física Teórica de Canadá, ha propuesto un avance en esta teoría. El físico sugiere que las mediciones de las partículas A y B pueden relacionarse con la mente humana, preguntándose si es que la mente opera en el mundo inmaterial y juega un papel en la mecánica cuántica.
«René Descartes expuso esta dualidad mente-materia: la mente está fuera de la física regular e interviene en el mundo físico», dijo Hardy, citado en New Scientist.
Para probar esto, el científico propone trabajar con dos grupos de 100 personas separadas por 100 kilómetros. Cada uno estaría conectado a una máquina de electroencefalografía (EEG) y las señales de los equipos cambiarían las propiedades de los dispositivos en cada ubicación antes de que llegaran las partículas.
Si los resultados coincidieran con las pruebas de Bell, esto apoyaría la teoría cuántica. Si no lo hacen, el experimento sugeriría que en cada lugar las mediciones están siendo afectadas por algo más allá de la física estándar; tal vez la mente humana.
«La posibilidad radical que deseamos investigar es que, cuando se usa humanos para decidir los ajustes, podríamos esperar ver una transgresión de la teoría cuántica,» escribe Hardy en su artículo. «Este resultado, aunque muy improbable, sería tremendamente significativo para nuestra comprensión del mundo», agrega.
Es importante entender el entrelazamiento cuántico porque es extremadamente útil. La computación cuántica, por ejemplo, se basa en el entrelazamiento, donde los qubits –bits cuánticos– permiten almacenar más información en un espacio más pequeño.
Recientemente, la comunicación cuántica ha pasado a primer plano usando el mismo principio. Si alguien intercepta una transmisión, las partículas se cambian y se alteran al llegar a su destino, lo que significa que los mensajes pueden ser altamente encriptados.
Si resulta que la mente humana también tiene un papel que desempeñar, esto podría abrir todo un nuevo campo de conocimientos inesperados.
El Ciudadano