No toda el azúcar se hace de la misma forma. Mientras tendemos a pensar en el azúcar como el granulado blanco que compramos en bolsa y que provoca obesidad y diabetes, de hecho hay muchos tipos de moléculas de azúcar con diferentes propiedades y efectos. Hace poco, un grupo de científicos descubrió que un tipo de azúcar que se da en la naturaleza, llamada trehalosa, podría ayudar a prevenir un tipo de enfermedad del hígado. ¿Puede ser que, si es que encontramos el tipo correcto de azúcar, ésta no sea tan mala para la salud?
Aunque todas las azúcares están compuestas de los mismos ingredientes básicos (carbono, hidrógeno y oxígeno), estos componentes pueden organizarse de diferentes maneras, las que pueden tener efectos muy diferentes en el cuerpo. Por ejemplo, la glucosa es un tipo de azúcar que es absorbida rápidamente por las células del cuerpo y convertida en energía. En contraste, la fructosa se va casi en su totalidad a las células del hígado, donde se convierte directamente en grasa.
Consumir demasiada fructosa (que es encuentra en la fruta y también en las bebidas de fantasía) puede causar que el hígado acumule grasa en sus células, que es lo que también pasa al tomar demasiado alcohol. La versión no alcohólica de la esteatohepatitis es una enfermedad relativamente benigna, y la mayoría de quienes la padecen, presentan pocos síntomas o ninguno. Pero a veces puede escalar hasta la hepatitis (inflamación del hígado), cirrosis (tejido dañado) e incluso cáncer de hígado.
La esteatohepatitis no alcohólica es un problema de salud pública a nivel mundial y se encuentra en un 80% de personas con obesidad. Al menos uno en diez trasplantes de hígado se originan en una esteatohepatitis que se agravó hasta convertirse en una condición más grave, y no hay un fármaco que revierta el daño.
Un estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, reveló que el azúcar trehalosa -que se encuentra en el hongo shiitake y hongo ostra- bloqueaba eficientemente la absorción de glucosa por las células del hígado. Confirmando los estudios previos de otros investigadores, también mostraron que la trehalosa reduce los niveles de energía en las células e induce un proceso de autofagia en las células del hígado (se comen su propia grasa, es decir, a sí mismas). El estudio, conducido en ratones, probó que con dosis de 3% de trehalosa en el agua que se les daba a beber, las células terminaban siendo «engañadas» para encontrarse en una suerte de estado de «hambruna».
Las investigaciones sugieren que la trehalosa puede tener el potencial de ser usado como un nuevo nutracéutico (nutriente con propiedades medicinales) para tratar la esteatohepatitis e incluso otras enfermedades, por su propiedad de gatillar la autofagia de las células grasas.
Efectos secundarios desconocidos
Esta no es la primera vez que una molécula relacionada con el azúcar se ha propuesto como una solución para mejorar la salud. La oligofructosa y la insulina son cadenas largas de moléculas de azúcar que aumentan los niveles de bacterias benignas en los intestinos y tienen muchas menos calorías que las azúcares usadas normalmente, aunque su nivel de dulzura es menor. Por estas características son consideradas por algunos como beneficiosas para la salud.
Pero antes de que comencemos a ponerle trehalosa al té, es necesario recalcar que no se conocen los otros efectos sobre el cuerpo que este azúcar podría tener en mayores y regulares cantidades.
Por ejemplo, la forma en que la trehalosa bloquea la absorción de glucosa por parte de las células, es similar al proceso que causa altos niveles de azúcar en la sangre cuando hay diabetes. Los intestinos humanos también contienen la enzima trehalasa, que convierte la mayor parte de la trehalosa que consumimos en glucosa. Por lo tanto, probablemente sería necesaria una gran cantidad de trehalosa para alcanzar el hígado. Para los humanos, ingerir un equivalente a la cantidad que se le administró a los ratones del estudio, significaría un consumo de 1.000 calorías al día, lo que resultaría en un notable aumento de peso.
Al parecer, y hasta el momento, cualquier consumo de azúcar en cantidades mayores a las recomendadas -no importa del tipo que sea- siempre tiene algún resultado negativo. Pero aún si la trehalosa no funciona como una dulce panacea con el potencial de tratar enfermedades humanas, el nuevo estudio al menos ofrece una pequeña esperanza hacia una nueva solución para combatir la esteatohepatitis no alcohólica.
Traducción, CCV, El Ciudadano.
Fuente, IFLScience.