Una de las consecuencias del derretimiento de los hielos polares árticos es la posibilidad de que antiguos virus vuelvan a surgir.
Así lo advierten los científicos que han estado trabajando en el círculo Ártico durante las últimas décadas, y que han descubierto a varios virus de gran tamaño que podrían revivir al fundirse el permahielo que los mantiene bloqueados.
En 2015, investigadores siberianos descubrieron a uno llamado Mollivirus sibericum; un virus de 30.000 años que infectó a una ameba en un experimento de laboratorio.
Alrededor de una década antes que esto, unos científicos habían descubierto un espécimen de 1.200 genes que medía dos veces el tamaño de un virus típico, enterrado debajo de las capas de permahielo que se derretían en la tundra rusa.
Y hace poco, otros investigadores han sugerido que estos enromes virus podrían llegarse a liberarse. Suena como a una película de terror distópico de los años ’90, pero los expertos afirman que por el momento no hay suficiente razón para alarmarse.
La probabilidad de que estos microorganismos escapen de su helado cautiverio es baja, de acuerdo con el columnista de ciencias del New York Times, Carl Zimmer, quien escribió hace poco el libro «A Planet of Viruses».
«En particular, estos virus infectan a las amebas, por lo que no deberíamos estar realmente asustados», dice Zimmer al medio Business Insider en una entrevista de 2015, citado en Science Alert. «No hay patógenos humanos que se hayan liberado del permafrost siberiano. Esto no significa que los virus no van a emerger, pero hay tantos circulando en animales vivos, que creo que los que están congelados deben seguir estando muy abajo en la lista de nuestras preocupaciones», explica Zimmer.
El experto explica que estos virus no fueron simplemente liberados por sí mismos, sino que fueron procesados cuidadosamente en laboratorios, lo que indica que las probabilidades de un rebrote masivo son muy bajas.
Toda esta tranquilidad no significa que los descubrimientos de los investigadores que trabajan en el Ártico sean inútiles. Lo que hacen, en cambio, es mostrar al mundo un conocimiento invaluable sobre la naturaleza de los virus, después de haber estado mucho tiempo creyendo que son organismos simples y pequeños.
Por otro lado, los virus antiguos son unas 30 veces más grandes que los promedio que conocemos –le hacen el peso al tamaño de una bacteria.
El Mollivirus sibericum difiere de la gran mayoría de los virus en que tiene más de 500 genes que lo programan para producir proteínas. «Son fascinantes en sí mismos», dice Zimmer, «y nos desafían a pensar sobre los que son los virus».
Técnicamente, los virus no están considerados vivos, informa Science Alert, pero estos que son más grandes tienen algunas cualidades de vida, como un metabolismo en funcionamiento.
Si hemos de reevaluar el carácter y naturaleza de los virus, estos extravagantes ejemplares pueden ser la clave para ello.
El Ciudadano