En un mundo donde lo digital es cada vez más y más importante, la identidad es algo maleable por nosotros mismos. En principio decidimos qué queremos mostrar y qué no. Pero no siempre con éxito. Para poder entender cómo nos afectan nuestras identidades digitales y, más práctico aún, cómo afectan a los demás hay que comenzar por estudiar las distintas partes de la comunicación que nos representan. Una de las más importantes es nuestro avatar, una imagen, una identidad visual, que puede decir mucho de nuestra personalidad real. O no. Un reciente estudio trataba de encontrar las primeras respuestas a esta cuestión.
El modelo de los Cinco Grandes
Como cualquier tema a tratar en psicología y comportamiento humano, realizar un estudio de estas características es difícil y arriesgado. Pero es un comienzo. En esta ocasión los investigadores trataron de averiguar qué dice nuestra imagen virtual, el avatar, de nosotros mismos y si esta información es real o falsa. Para ello utilizaron como referencia los llamados Cinco Grandes Rasgos de la Personalidad. Estos factores se utilizan en psicología para formular un modelo llamado FFM (Five Factor Model) que basa la personalidad de cualquier ser humano en los rasgos «apertura», «responsabilidad»,
«extroversión», «amabilidad» e «inestabilidad emocional» y fueron descritos en un experimento de 1993.
En el experimento, los investigadores han tratado de ver que rasgos son capaces de describir los avatares que escogemos y con qué precisión lo hacen. La intención del estudio es comprobar hasta que punto un avatar puede transmitir una información de manera que permita «prever» la personalidad de alguien. Esto tiene implicaciones importantísimas ya que cada día controlamos menos la información que arrojamos a la red. Las consecuencias de nuestro avatar podrían condicionar la relación con otras personas, algo que en opinión de algunos es obvio y para otros ridículo. Sin embargo, podría afectar más de lo que pensamos a nuestra vida.
El avatar y tu personalidad
Los resultados son bastante curiosos. El estudio muestra, en primer lugar, que de los cinco grandes rasgos sólo tres son representados adecuadamente por el avatar. La apertura y la responsabilidad no parecen ser del todo apreciadas mirando solo la imagen. Por otro lado, tanto la extroversión como la amabilidad o la inestabilidad emocional sí fueron detectadas en el avatar coincidiendo en gran medida con la realidad emocional de a quién representaba. De hecho, parece ser que lo hacen con bastante eficacia, coincidiendo los avatares que mostraban una personalidad extrovertida con gente verdaderamente extrovertida etc.
Las personas abiertas y sociables tienen tendencia a crear avatares que comunican abiertamente su personalidad. En cambio, las personas más tímidas suelen crear avatares menos comunicativos, con menos rasgos identificables y que, por tanto, proporcionan menos información. Las personalidades más amables, por ejemplo, suelen generar avatares que evocan una sensación amistosa con rasgos como unos ojos más abiertos y grandes, caras más suaves y sonrisas. Los avatares con expresiones neutras, pelo corto, gafas de sol o sombrero dan una sensación menos empática. Estas características muestran concretamente cómo puede afectar un avatar en nuestra percepción de la personalidad.
Otro rasgo que muestra el estudio está relacionado con el género del avatar. Curiosamente los avatares femeninos se asocian más a los dos rasgos menos representados: la apertura y la responsabilidad. Además lo hace con bastante imprecisión, de manera que los individuos del estudio indicaban estos dos rasgos aunque no fuesen propios de sus creadoras. Esta característica no coincide con lo que se esperaría en cuestiones de género, donde se suelen ver otros rasgos estereotipados.
Según los investigadores, esto podría servir para sacar a la luz nuevos estereotipos de género asociados con el mundo digital. Con toda esta información se puede trabajar directamente en un perfil online y dar directrices que ayuden en todo tipo de situaciones, desde búsqueda de trabajo hasta el trato social. Así que ya sabéis, dedicar un minuto a vuestro avatar puede ser muy positivo.
via Hipertextual