Un equipo internacional y multidisciplinar de investigadores reporta haber rastreado por primera vez un terremoto «bumerán» producido por debajo del océano Atlántico y sus consecuencias en el fondo marino.
El evento sísmico, de magnitud 7,1, se registró cerca del ecuador y de la dorsal mesoatlántica en agosto del 2016. La ubicación más exacta que mencionan los científicos es la fosa de la Romanche, el tercer lugar más profundo del Atlántico.
A principios de ese año, decenas de sismómetros fueron instalados a lo largo de la dorsal para registrar la propagación de ondas sísmicas, dispositivos que permitieron distinguir el sismo en cuestión de las series de temblores anteriores y posteriores.
Normalmente, cuando ocurre un terremoto fuerte cerca de una falla tectónica, se produce alguna ruptura de rocas que se propaga a lo largo de la línea de la falla. En el caso de un sismo «bumerán», el movimiento telúrico se extiende desde la ruptura inicial hacia un lado, pero luego da la vuelta y vuelve en sentido contrario a velocidades más altas.
Eso es lo que sucedió exactamente cerca de la fosa atlántica, donde la onda proveniente del foco rompió la «barrera del sonido sísmico», según recogen los investigadores en un comunicado.
Los sismómetros registraron concretamente un movimiento hacia el este y hacia arriba y, posteriormente, un giro y un retroceso acelerado en dirección oeste a lo largo de la franja superior de la falla.
«Si bien los científicos han descubierto que este mecanismo de ruptura inversa es posible a partir de sus modelos teóricos», comenta el primer autor del estudio, el Dr. Stephen Hicks, del Departamento de Ciencias de la Tierra e Ingeniería del Imperial College de Londres, el nuevo estudio «proporciona pruebas más claras de que este enigmático mecanismo ocurre en una falla real».
«Aunque la estructura de la falla parece simple, la forma en que se extendió el terremoto no lo era», explica el científico, que vio en el movimiento del temblor algo «completamente opuesto» a lo esperado antes de comenzar a analizar los datos sísmicos.
El equipo estima que terremotos semejantes pueden ocurrir en tierra firme y afectar a mayores superficies de suelo, pero hasta el momento, los modelados de propagación de sismos no han tenido en cuenta esta opción de movimiento revertido.
El seguimiento detallado de futuros terremotos podría permitir a los investigadores encontrar posibles repeticiones de este patrón de «bumerán» en otros lugares y mejorar las predicciones de su impacto sísmico.
Un artículo científico publicado el 10 de agosto en la revista Nature recoge el conjunto de estos hallazgos.
Fuente: RT.