Un informe publicado en National Geographic describió la increíble reconstrucción de la cara de una reina peruana que data de hace 1.200 años.
Se cree que la Reina Huarmey o dama de Huarmey tenía 60 años. Sus restos fueron encontrados en 2012 en una tumba llamada El Castillo de Huarmey, ubicada en la costa del Perú.
Ahora los científicos lograron reconstruir su rostro. Los arqueólogos Miłosz Giersz y Oscar Nilsson observaron la construcción del cráneo y utilizaron el conjunto de datos recogidos para estimar el grosor de los músculos y la carne del hueso. Luego, su cara se construyó sobre un modelo de su cráneo impreso en 3D.
Como referencia, Nilsson usó fotografías de indígenas andinos que vivían cerca de la tumba en que fueron hallados los restos de la mujer. Al cabo de 220 horas de trabajo, el equipo recreó su aspecto completo, usando incluso el cabello verdadero de una anciana andina, comprado en un mercado de pelucas peruanas.
«El primer paso es más científico y poco a poco entro en un proceso más artístico, en el que necesito agregar algo de una expresión humana o una chispa de vida. De lo contrario se parecería mucho a un maniquí», dijo Nilsson a National Geographic.
Su tumba estaba ubicada en un sitio que antiguamente fue un complejo de templos de la cultura Wari, que vivió allí durante siglos antes de los incas. En total, 58 mujeres nobles fueron sepultadas en la tumba, incluyendo cuatro reinas o princesas.
Hay algunas pistas de que la dama de Huarmey estaba entre la élite. Primero, fue enterrada en su propia cámara privada rodeada de lujos, incluyendo un hacha ceremonial y una copa de plata.
Su esqueleto sugería que había pasado la mayor parte de su vida sentada, posiblemente tejiendo, con textiles que en ese momento eran más apetecidos que el oro o la plata. Faltaban algunos de sus dientes y el deterioro dental insinuaba que había tenido por costumbre beber una chicha azucarada que era exclusiva de la élite Wari.
La reconstrucción de su rostro actualmente está en exhibición pública en el Museo Nacional Etnográfico de Varsovia, Polonia; disponible para el público.
El Ciudadano, vía IFLScience