En medio de fricciones constantes, Rusia y Estados Unidos han emprendido una carrera espacial,por conquistar la Luna, cada uno a su manera y con sus recursos.
Hace más de 50 años, los Estados Unidos y la entonces Unión Soviética (URSS) protagonizaron una carrera por llegar a la Luna y ser los primeros en marcar hitos en la historia astronómica. Hoy, ambas potencias decidieron renovar esta aventura espacial por conquistar y descubrir más secretos del insólito universo, toda vez que quieran establecer una base en nuestro satélite natural, lo antes posible.
En este sentido, la corporación espacial de Rusia, Roscosmos, se ha propuesto construir una base en la Luna, y al parecer lo logrará con la ayuda de tecnologías de impresión 3D o aditivos del suelo lunar.
De acuerdo con la agencia espacial, la fecha tope para instalar la base es el año 2040, y forma parte de un programa de tres etapas.
El primero de ellos colocará una nave espacial para orbitar la luna, el segundo involucrará una misión tripulada a la superficie lunar y el inicio de la construcción de la base lunar, que se espera que tenga lugar entre 2025 y 2034.
La tercera etapa de este ambicioso proyecto verá los toques finales agregados a la base lunar, además de «equipar objetos científicos e industriales con equipo», así como la creación de estructuras que son cruciales para sustentar la vida de los astronautas en la Luna, informó The Moscow Times.
Competencia entre EE.UU. y Rusia
Por parte de Estados Unidos, la NASA persiste en la idea de establecer una presencia permanente en la Luna, como parte de su objetivo a largo plazo de alcanzar Marte.
La agencia espacial norteamericana quiere comenzar a realizar misiones sostenibles en la superficie lunar a finales de 2020, comenzando por pequeñas misiones que orbiten el satélite lunar, como ocurrió hace 50 años.
Para ello, la nación norteamericana desarrolla el llamado «Portal» lunar de la NASA, una pequeña nave espacial para astronautas y experimentos científicos que orbitarán la luna, actuando como una especie de puesto de estadificación.
Por si fuera poco, la agencia espacial quiere poner a la primera mujer en la superficie lunar para el año 2024. Sin embargo, la misión, llamada «Artemis», aún se encuentra en sus primeras etapas de desarrollo, y existen varios desafíos.
Juntos pero no revueltos
Si bien hace dos años tanto la NASA como Roscosmos habían anunciado que se unirían para construir una nueva base lunar en 2020, llamada Deep Space Gateway, el proyecto se quedó en el congelador.
Esto suponía, en principio, una visión renovada de la futura exploración espacial, por lo que desde 2017 acordaron trabajar juntos, pero eso está aún en planificación. La pausa del proyecto deja además las puertas abiertas a otras agencias espaciales internacionales para que se sumen a este esfuerzo directo hacia la luna.
En la práctica, Rusia tiene más experiencia con bases espaciales. De hecho, para este proyecto conjunto se había propuesto que tanto los puertos de acoplamiento como los sistemas de soporte de vida serían creados bajo los diseños rusos.
En este punto, vale recordar que actualmente la sección rusa Zvezda es la encargada principal de la estación espacial internacional ISS.
También, hay que tomar en cuenta que Estados Unidos solamente lanza una nave espacial por año. El punto era agilizar la construcción y dejar que la construcción de la nueva base lunar corriera por parte de Rusia. Todo eso ha cambiado.
Carrera espacial
En medio de fricciones constantes, Rusia y Estados Unidos han emprendido su carrera espacial, cada uno a su manera y con sus recursos.
Ahora bien, este año, el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, anunció una nueva carrera hacia la Luna y exigió un alunizaje dominado por los estadounidenses hasta 2024, «a cualquier precio».
Según sus palabras, este debe ser «el comienzo de una presencia permanente en la Luna y el punto de partida para el desarrollo de nuevas tecnologías que lleven a los americanos a Marte».
Como justificación de la renovada carrera, mencionó «asegurar la supremacía americana en el espacio por razones económicas y de seguridad, y establecer las futuras reglas y valores en este espacio».
Las intenciones, desde el punto de vista científico, es avanzar en la respuesta a preguntas fundamentales: ¿Cómo nació el Universo? ¿Cómo se originó la vida en la Tierra? ¿Hay algo más allá de la Tierra?, ¿Por qué si la Tierra ha sufrido tantos cambios a lo largo de su historia la Luna permanece casi inalterada?.
No obstante, pareciera existir un interés que va más allá del plano astronómico, ya que la NASA abrirá la Estación Espacial Internacional a turistas en 2020, una iniciativa que busca encontrar nuevas oportunidades comerciales.
“La NASA está abriendo la Estación Espacial Internacional a las oportunidades comerciales”, informó Jeff DeWit, director financiero de la Agencia Espacial de Estados Unidos en Nueva York.
Por su parte, el gerente de la NASA, Robyn Gatens, aclaró que “se permitirá hasta dos misiones cortas de astronautas privados al año”, lo que podría llevar a casi una docena de nuevos astronautas al espacio.
Trampolín a Marte
La idea de ambas agencias espaciales es clara: sentar las bases para usar la Luna para utilizar este satélite como un trampolín a Marte.
El plan de Estados Unidos es que su estación espacial orbital lunar albergue una colección de módulos, incluidos hábitats, un bloqueo de aire y una unidad de potencia y propulsión.
El plan es, según el portal Spectrum, el siguiente: Una serie de cohetes comerciales lanzarán primero los componentes de una pequeña estación espacial, que se autoensamblará en órbita lunar alta.
Luego, otro cohete enviará un módulo de aterrizaje lunar desocupado. Finalmente, un cohete gigante del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) lanzará una nave espacial Orion (que se parece mucho a un módulo de comando Apollo), con astronautas dentro.
Orion se acoplará a la estación espacial, y algunos de los astronautas se transferirán al aterrizaje en espera.
Finalmente, los astronautas descenderán a la superficie lunar. Después de su salida a la luna, regresarán a la estación orbital, donde la tripulación abordará Orion para el viaje a casa.
«Esta vez, no solo plantaremos nuestra bandera y dejaremos nuestras huellas (…) Estableceremos una base para una eventual misión a Marte, y quizás algún día, a muchos mundos más allá», dijo el presidente Donald Trump en diciembre de 2017.
Y luego del repentino viraje de rumbo anunciado por Mike Pence en marzo de este año, los socios internacionales de la NASA, que además estaban involucrados y entusiasmados por el proyecto Deep Space Gateway, quedaron aislados y sin un claro panorama hacia la instalación de alguna base en la Luna.
Despejar incógnitas
Tras el anuncio de Roscosmos, las ambiciones de Rusia de establecer una base en la Luna ya no son un secreto, pues según explicó la agencia, los proyectos de construcción lunar comenzarán después de una serie de misiones tripuladas más cortas.
“Compuestos de tamaño grande se instalarán (en la Luna) utilizando recursos locales y las tecnologías de aditivos”, todo gracias a uno de los métodos más nuevos 3D-impresión.
La base lunar se equipará con equipos científicos y de soporte vital, lo que permitirá que un equipo espacial más grande sobreviva en el entorno sin aire de la Luna.
Acerca de este particular anuncio, el portal informativo ruso RT adelantó que “el plan lunar actual de Rusia es desarrollar un nuevo vehículo de lanzamiento de carga pesada en la próxima década y usarlo para crear la base permanente en la superficie”.
Para ello, Roscosmos ha unido fuerzas con agencias espaciales de otros países en la Plataforma Orbital Lunar, un proyecto para construir una estación espacial tripulada que orbita la Luna.
Pero la verdadera intención de Rusia es, según explicó el director general de Roscosmos, que viajarán al satélite natural para verificar “si los estadounidenses estuvieron allí o no” en 1969.
“Nos hemos planteado este objetivo: volar (a la Luna) para verificar si llegaron o no llegaron allí… Ellos dicen que sí llegaron, y nosotros lo comprobaremos”, dijo Dmitri Rogozin.
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