Pocos temas sociales provocan tanta discordia y controversia como el aborto, y mientras la gente puede estar en perpetuo desacuerdo, basados en preceptos morales, de todas maneras vale la pena revisar los hechos con la frialdad y racionalidad necesarias para comprender sus alcances reales. Con el riesgo de levantar una tormenta de comentarios discordantes, es tiempo de llamar la atención sobre un nuevo estudio que sugiere que las adolescentes que se someten a un aborto tienden a llevar vidas más prósperas en la primera adultez, que aquellas que han tenido que ser madres prematuras, y que al mismo tiempo no hay evidencia de daños psicológicos.
Los autores del estudio, publicado en la revista Human Reproduction, señalan que en 2008, la Asociación Estadounidense de Psicología concluyó que las mujeres adultas que se hacen un aborto no están en un riesgo mayor de daños a la salud mental. Sin embargo, se han realizado pocas investigaciones sobre este tema cuando se trata de las más jóvenes, específicamente las adolescentes de hasta 18 años.
Para conducir el estudio, los autores recolectaron los datos de 29.000 mujeres finlandesas nacidas en 1987 y analizaron su progreso médico, educacional y socioeconómico hasta la edad de 25. Entre esta población base, 1.041 chicas se habían realizado un aborto antes de los 18, mientras 394 habían dado a luz antes de alcanzar esa edad.
Entre los primeros hallazgos de la investigación, estaba el hecho de que «en relación a los riesgos de trastornos psiquiátricos, no hubo diferencias significativas entre los grupos de las menores de edad que se habían sometido a abortos y las que habían sido madres». De hecho, las chicas que tuvieron abortos antes de los dieciocho no mostraron una mayor tendencia hacia ningún tipo de desorden mental –incluyendo abusos de drogas, desórdenes del ánimo, neurosis y trastornos relacionados de estrés.
Más aún, al comparar sus historias con las de las menores que habían tenido hijos, entre las chicas que se habían hecho un aborto hubo más probabilidades de adquirir más altos niveles de educación y una menor tendencia a ser parte de los programas de bienestar social a la edad de 25.
Es importante destacar, sin embargo, que al compararlas con aquellas que no se embarazaron en la adolescencia, ambos grupos –aborto y embarazo– habían tenido probabilidades más altas de desarrollar desórdenes mentales y menor estatus socioeconómico. Pero las conclusiones del estudio apuntan a que los efectos de tener un aborto en la adolescencia no parecen ser más adversos que los de tener hijos en la misma etapa, específicamente en lo que refiere a los riesgos en la salud mental; y que con respecto a las oportunidades educacionales y económicas, interrumpir una maternidad precoz representa una ventaja.
Como informa IFLScience, dado que la proporción de embarazos que terminan en abortos entre los 15 y 19 años, es de 30% en EEUU, 43% en UK y 77% en Suecia, los resultados de este estudio podrían tener una gran relevancia social.
Los autores del estudio son Suvi Leppalahti, Oskari Heikinheimo, Reija Paananen –entre otros, de la Universidad de Helsinki, en Finlandia.
Por IFLScience
Trad, CCV, El Ciudadano