¿Por qué soñamos despiertos? Además de la utilidad de las fantasías para imaginar posibles escenarios, los científicos se han preguntado cuál es la utilidad práctica y concreta de esta función mental.
En un nuevo estudio publicado en Proceedings of National Academy of Sciences, unos investigadores sugieren que la red neuronal que juega un rol en la ensoñación también nos permite realizar tareas rutinarias de manera más eficiente.
Todo se debe a la Red Neuronal por Defecto (RND), que está más activa cuando no estamos haciendo nada. Además de dedicarse a fantasear, sabemos que esta parte del cerebro está involucrada en la creatividad y en los pensamientos sobre el pasado y el futuro. También se sabe que la actividad anormal en la RND está asociada con la enfermedad de Alzheimer, la esquizofrenia, el trastorno de déficit atencional con hiperactividad y los trastornos de conciencia (estados de coma, vegetativo y de conciencia mínima). Pero aparte de eso, la RND no es muy comprendida y los científicos no han sido capaces de establecer su función en la cognición humana.
«En vez de esperar pasivamente que nos suceda algo, constantemente intentamos predecir el entorno que nos rodea», dijo el Dr. Deniz Vatansever, coautor del estudio, en un comunicado.
Aquí es donde entra la RND. «Es esencialmente como un piloto automático que nos ayuda a tomar decisiones rápidas cuando sabemos cuáles son las reglas del medio ambiente. Entonces, por ejemplo, cuando uno maneja al trabajo en la mañana, por una ruta que es familiar, la Red Neuronal por Defecto está activa, lo que nos permite realizar nuestra tarea sin tener que invertir mucho tiempo y energía en cada decisión», explica Vatansever.
Para el estudio, los científicos monitorearon la actividad cerebral de 28 voluntarios mientras realizaban un juego de cartas simple. A los participantes se les pidió que hicieran coincidir una tarjeta objetivo con otra que estaba entre cuatro cartas más que se les presentaron. Para hacerlo más difícil los investigadores no explicaron las reglas, pero las tarjetas tenían que coincidir por color, forma o número.
Los escaneos cerebrales revelaron un cambio en la actividad desde la red de atención dorsal a la RND cuando los participantes resolvieron las reglas y comenzaron a aplicarlas al juego. También mostraron que mientras más fuerte era la actividad que vinculaba a la RND con áreas del cerebro involucradas en la memoria (por ejemplo, el hipocampo), más rápido y preciso se volvía el participante en la tarea.
Esto respalda la teoría de Daniel Kahneman, en su libro «Thinking, Fast and Slow». Es decir, cada uno de nosotros tiene dos procesos de pensamiento: uno lento y consciente, y el otro rápido y subconsciente. Los investigadores dicen que el RND probablemente esté relacionado con este último.
Por IFLScience
El Ciudadano