Gracias a la sonda Juno se ha podido saber cómo operan los ciclones y el agua del gigante gaseoso, en las profundidades de la atmósfera, proporcionando el mejor modelo 3D del planeta más grande de nuestro sistema solar.
El investigador principal de Juno, Scott Bolton comentó a los periodistas en una conferencia de prensa que hasta ahora la nave espacial ha revelado nueva información sobre cómo se comporta el agua en las nubes y por qué los ciclones en los polos parecen tan estables: «Esto nos va a decir mucho sobre cómo son los planetas gigantes en toda la galaxia», dijo.
Uno de los grandes descubrimientos es que la Gran Mancha Roja es mucho más profunda de lo que pensaban los investigadores, y que la famosa tormenta llegó a 500 kilómetros por debajo de las nubes de Júpiter.
Bolton explica que Juno utilizó técnicas de gravedad para descubrir la extensión de los cinturones y zonas atmosféricas en el planeta gigante. La medición del campo magnético también ha sido útil, porque en la mitad de la envoltura de gas del enorme planeta, el hidrógeno comienza a comportarse como un fluido en lugar de como un gas, lo que influye en el comportamiento de la atmósfera en general.
Y un instrumento de microondas, «inventado literalmente para esta misión», muestra una extraña inversión en lo profundo de al menos una gran tormenta en Júpiter, donde la temperatura cambia repentinamente de cálida a fría, dijo Bolton.
«Lo que estamos viendo es que las raíces de esta tormenta descienden más allá de las nubes de agua, más allá de donde penetra la luz solar», dijo Bolton, que es muy diferente a la Tierra, donde nuestra atmósfera se ve afectada por el agua, la condensación y la luz solar. «También es una indicación de que el amoníaco y el agua se están moviendo hacia arriba y hacia abajo», agregó.
Esta zona de transición se llamó ‘Jovicline’, un término inventado por primera vez por el autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, en su cuento Un encuentro con Medusa, de 1971, en el que habló de este límite que describía el viaje de un globo que avanzaba hacia esta zona.
Clarke tomaba el término de una analogía terrestre, que es la ‘termoclina’, un lugar donde el agua de mar cambia repentinamente de cálida a fría. Los resultados de Juno, que según Bolton fueron inesperados, implican un proceso que mueve el amoníaco en Júpiter. Pueden ser células de gran circulación o puede ser algún otro «fenómeno meteorológico».
«Las células jovianas comienzan en los niveles de las nubes y se extienden hasta por lo menos 322 km, y probablemente mucho más profundas que eso. Esto significa que las células de Júpiter son al menos 30 veces más profundas que las células equivalentes en la Tierra», dijo Keren Duer, estudiante de posgrado del Instituto de Ciencias Weizmann en Israel, en la conferencia de prensa.
Duer es el autor principal de un artículo de Geophysical Research Letters publicado esta semana, que describe el fenómeno.
También se obtuvieron más conocimientos sobre los ciclones persistentes observados en los polos de Júpiter, utilizando longitudes de onda infrarrojas o de búsqueda de calor. «En el infrarrojo, al igual que en las películas de espías, puedes ver a tus enemigos en la oscuridad», bromeó Alessandro Mura, un coinvestigador de Juno en el Instituto Nacional de Astrofísica en Roma, en el evento.
Un equipo dirigido por Mura descubrió que los ciclones tienen oscilaciones que se afectan entre sí y que permiten que lo que sería una tormenta inestable permanezca en su lugar durante más tiempo de lo esperado. Además, esta estabilidad indica raíces profundas en la atmósfera, incluso más allá de lo que Juno puede ver. Los resultados revisados por pares se publicaron en julio en Geophysical Research Letters.
«Los cinco ciclos están probablemente en una configuración en la que dejan algún tipo de espacio libre para que entre un intruso», agregó Mura, pero dijo que la persistencia de un «intruso» puede depender del tamaño de las tormentas. «Tal vez se necesite un ciclón muy grande para llegar al sexto lugar» permanentemente en la configuración alrededor del polo, dijo.
Bolton dijo que la investigación indagará qué tan lejos están las raíces de estas diversas tormentas, particularmente en el polo norte a medida que la trayectoria de la nave espacial la acerque a esta región. La nave espacial también se acercará a Europa el próximo año, lo que permitirá a los científicos una vista de cerca sin precedentes del polo norte de la Luna antes de otras misiones que visitarán el mundo en la década de 2030.
Cortesía de Sputnik
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