Muchas circunstancias curiosas rodearon la vida del físico británico Stephen Hawking, el científico que explicó el universo y acercó las estrellas a millones de personas alrededor del mundo. Por ejemplo, su nacimiento el 8 de enero de 1942, en la ciudad de Oxford, coincidió con el 300 aniversario de Galileo Galilei.
Hawking logró superar las expectativas de vida en un mil por ciento de lo que pronosticaron los médicos, luego de ser diagnosticado con esclerosis lateral amiotrofia (ELA) a los 22 años de edad, situación que no lo detuvo para plantearse la ambiciosa meta de unificar la física a través de armonizar la relatividad general y la mecánica cuántica para explicar el universo y los fenómenos subatómicos.
Otra coincidencia es la unión del teórico británico con Albert Einstein, más allá del estudio de la física y la popularidad. Ambos murieron a la misma edad (76 años) y el fallecimiento de Hawking coincide con la fecha de nacimiento del genio alemán (14 de marzo de 1879).
Asimismo, su muerte concuerda con la celebración del día del PI (TT) –relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro en geometría euclidiana–, por ser el 14 del tercer mes del año la representación del número infinito 3.14, conocido también como Euler o constante de Napier.
Se cree que (TT) se remonta al año 2000 antes de Cristo (A.C.) en el antiguo Egipto, utilizado de forma indirecta en la Biblia y que constituye una de las constantes más importantes utilizadas en matemáticas, física e ingeniería.
Hawking fue un gran divulgador: sus libros fueron traducidos en 37 idiomas y vendieron más de 20 millones de ejemplares. Sin duda pasará a la historia no solo como uno de los científicos más influyentes sino también como un hombre que, gracias a sus constantes descubrimientos e investigaciones, trascendió la ciencia.