Tras la eyección de masa coronal (CME) asociada a apagones de radio tipo R3 (fuerte) del 7 de marzo, hoy 8 de marzo han comenzado a llegar las partículas más pesadas (demoran más su viaje desde el Sol a la Tierra), estas son menguadas por la capa que nos proteje conocida como magnetósfera, la que se encarga de amortiguar el golpe de la nube de plasma y la desplaza hacia los polos produciendo las auroras boreales.
Para suerte nuestra, y según informa el NOAA, la orientación del campo magnético al momento del choque ha sido contraria a lo que se necesita para causar un mayor impacto. No obstante esta sería la mayor tormenta goemagnética de los últimos cinco años.
Por su parte astrofísicos han hecho un llamado a la calma. En declaraciones a EFE, Valentín Martínez Pillet, del observatorio de Canarias ha dicho que el Sol sigue comportándose tal como lo hacía hace 3.000 millones de años.
Para nadie es hoy un misterio que el Sol se encuentra cruzando el periodo de máximos solares, y que se espera que su mayor actividad se de durante finales de 2012 y durante el 2013.
A la fecha algunos países ya han desarrollado planes de emergencia para los posibles escenarios, pero en el caso de Chile, aún el tema está un tanto bajo la alfombra.
La tormenta geomagnética actual es del tipo G2, la que es calificada como moderada y está asociada a fallas de los sistemas de energía y las altas de voltaje especialmente en las altas latitudes, pudiendo las tormentas de larga duración incluso causar daños en los transformadores.
A su vez las operaciones de naves espaciales y vuelos aerónauticos pueden perder orientación debido a los posibles cambios en la resistencia afectando a las predicciones de la órbita.
En otros tipos de sistemas puede verse afectada la propagación de ondas de radio de alta frecuencia.
Respecto a la tormenta de radiación solar que también nos afecta en estos momentos es de tipo S3, lo que la califica como fuerte, deja con advertencia biológica a astronautas, pasajeros y tripulación de vuelos de altura quienes pueden exponerse a riesgo de radiación.
Para los satélites se podría registrar ruido en los sistemas de imágenes, y una ligera reducción de la eficiencia de sus panele solares.
Otros posibles problemas son el la propagación de degradación de radio HF a través en las regiones polares y errores de navegación.
El Ciudadano