Un ave del Cretácico ha pasado 100 millones de años en este trozo de ámbar

El pedazo de ámbar contiene un polluelo de enantiornite, un grupo extinto del clado avialae, muy parecido a las aves prehistóricas. Al mirar el espécimen a través del ámbar a simple vista, se puede ver su cabeza, alas, plumas y patas. A diferencia de las aves modernas, estos animales no tenían pico; tenían dientes y alas con garras.

Un ave del Cretácico ha pasado 100 millones de años en este trozo de ámbar

Autor: Sofia Olea

Imagen: Ming Bai Academia China de Ciencias

Los restos de un polluelo increíblemente bien preservado se hallaron en un trozo de ámbar de 100 millones de años. Los científicos están estudiando esta preciosa pieza de historia natural, para saber cuán diferentes son las aves modernas de este arcaico ejemplar.

El trozo de ámbar del Cretácico medio fue hallado en una mina en el valle Hukawng, del norte de Birmania, y vendido a un museo de China en 2014. La investigación, que fue reportada por National Geographic –y parcialmente financiada por la misma compañía–, se publicó recientemente como artículo científico en la revista Gondwana Research.

Los científicos usaron microtomografía computarizada y reconstrucción en 3D, para crear un modelo visual de lo que era este espécimen.

El pedazo de ámbar contiene un polluelo de enantiornite, un grupo extinto del clado avialae, muy parecido a las aves prehistóricas. Al mirar el espécimen a través del ámbar a simple vista, se puede ver claramente su cabeza, alas, plumas y patas –con sus correspondientes garras. A diferencia de las aves modernas, estos animales no tenían pico, tenían dientes y alas con garras. Estas especies aladas fueron borradas del planeta hace unos 66 millones de años, junto con los dinosaurios, informa IFLScience.

Detalle del fósil conservado en ámbar. Imagen: Ming Bai Academia China de Ciencias

«El ámbar birmano es excepcional entre los depósitos de ámbar del Cretácico, con piezas relativamente grandes, claras y duraderas, y el depósito ha sido extraído a gran escala», escriben los autores. «En los últimos veinte años, los sitios cretácicos en el norte de Birmania han adquirido gran importancia para el estudio de los insectos fósiles y las plantas atrapadas en ámbar, y recientemente también han ganado importancia para el estudio de los vertebrados», agregan.

Basándose ​​en la organización de las plumas del pájaro, los investigadores piensan que probablemente tenía apenas unos días cuando terminó bajo la resina de un árbol. Esto significa que el ave habría sido capaz de volar, a pesar de que acababa de nacer y que era diferente a las aves de hoy.

Seguramente, dice Tom Hale en IFLScience, cualquiera que lea esto se estará preguntando si es posible hacer con este fósil lo que se hizo en la película «Jurassic Park»: extraer su ADN y clonarlo. Pero el autor del estudio, Ryan McKellar, del Royal Saskatchewan Museum, dijo a New Scientist que el espécimen está totalmente descompuesto en carbono, sin ADN utilizable.

Los investigadores concluyen su estudio diciendo que ojalá se encuentren más animales increíbles en ámbar birmano y también se preguntan cuántos fósiles preciosos e importantes no serán jamás encontrados.

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