Dentro de 5 mil millones de años, nuestra estrella anfitriona se consumirá, se hará trizas y se convertirá en un enorme y resplandeciente anillo de gas y polvo interestelar, de acuerdo a un último estudio científico.
Los astrónomos han sabido por mucho tiempo que nuestro sol morirá cuando se quede sin combustible, pero la naturaleza precisa de su extinción se ha escapado al conocimiento, incluso para los más especializados en este tema en particular.
Ahora, un equipo internacional ha resuelto los detalles. Utilizando un nuevo modelo computarizado, descubrieron que en lugar de desvanecerse, como se pensaba, el Sol agonizante se transformará en una colosal nebulosa planetaria visible a millones de años luz.
«Estas nebulosas planetarias son los objetos más bellos del cielo y, aunque el sol se volverá débil, será visible desde las galaxias vecinas», dijo Albert Zijlstra, profesor de astrofísica en la Universidad de Manchester, Reino Unido. «Si vivieras en la galaxia de Andrómeda, a 2 millones de años luz, aún podrías verla», ilustró el científico.
El final del Sol vendrá cuando en su núcleo se agote el hidrógeno, causando el colapso de su centro. Cuando esto suceda, las reacciones nucleares comenzarán fuera del núcleo, haciendo que el sol se hinche y se convierta en un gigante rojo que termine engullendo a Mercurio y Venus.
Escribiendo en la revista Nature Astronomy, Zijlstra y sus colegas de Polonia y Argentina describen lo que sucederá después de este magnífico evento. Luego de formar una gigante roja, el sol perderá la mitad de su masa mientras las capas exteriores se irán desprendiendo a unos 20 km. por segundo.
El proceso continuará con el núcleo calentándose rápidamente e irradiando luz ultravioleta y rayos X, los que alcanzarán las capas externas y las convertirán en un anillo de plasma de intenso brillo. La nebulosa planetaria brillará durante unos 10.000 años.
«Lo que hemos demostrado es que el núcleo estará lo suficientemente caliente dentro de cinco a 10 mil años después de que las capas externas hayan sido expulsadas, y eso es lo suficientemente rápido», dijo Zijlstra. «El sol está justo en el límite inferior de poder formar una nebulosa planetaria», agegó.
Si bien la Tierra puede sobrevivir a la muerte del sol, la vida en el planeta se habrá extinguido mucho antes. A medida que el sol envejezca se volverá cada vez más brillante y en los próximos 2 mil millones de años podría calentarse lo suficiente como para hacer hervir los océanos. «No será un lugar muy agradable», remató Zijlstra.
Fuente: The Guardian