En enero de 2017, el Museo de Historia Natural de Londres se despidió de Dippy, el esqueleto de Diplodocus que había sido la estrella de su gran vestíbulo desde 1979. Dippy andará de gira artística por el Reino Unido desde principios de 2018 hasta finales de 2020 y, mientras tanto, quien ocupará su lugar en el Hintze Hall será el gran esqueleto de una ballena azul de 25 metros, llamada Hope.
El enorme esqueleto de Hope, que fue presentado al público el 14 de julio, cuelga del techo del vestíbulo del museo, ofreciendo una vista de 360 grados del animal más grande que haya vivido en la Tierra.
Técnicamente, la ballena no es nueva para el museo. En 1891 encalló en el puerto de Wexford, en Irlanda, después de haber sido herida por un ballenero. Un comerciante de la ciudad vendió el esqueleto al Museo de Historia Natural por unas doscientas libras y en 1934 fue exhibido en el Mammal Hall, donde colgaba sobre un modelo de ballena azul de tamaño natural.
El esqueleto de la ballena permaneció en el Mammal Hall hasta 2015, cuando los trabajadores del museo comenzaron a prepararlo para su gran debut en el Hintze Hall. «Mientras trabajábamos en los 221 huesos descubrimos tratamientos de conservación anteriores, como el uso de periódicos, en la década de 1930, para llenar los vacíos entre las vértebras», dijo Lorraine Cornish, jefe de conservación del museo, citada en Mental Floss. «Y por primera vez hemos podido utilizar nuevos métodos, como la impresión en 3D de un pequeño número de huesos que faltan de la aleta derecha».
Una vez terminada la restauración, Hope fue suspendida en las alturas del Hintze Hall en posición de buceo. Ahora, esta nueva e importante atracción es un recordatorio de la majestuosidad de los grandes animales y del trabajo que hacen los científicos por conservar especies en peligro de extinción.
«La ballena azul, como pieza central, nos cuenta una historia esperanzadora sobre nuestra capacidad de crear un futuro sostenible para nosotros y otras especies», expresó el museo en un comunicado de prensa. «Los seres humanos fueron responsables de llevar a la ballena azul al borde de la extinción, pero también de su protección y recuperación», concluyó.
Fuente, Mental Floss
El Ciudadano