Un grupo de científicos pertenecientes a diferentes universidades internacionales descubrió la biomecánica detrás de la capacidad de los colibríes Ana (Calypte anna) para atravesar cascadas, de acuerdo con una investigación publicada recientemente en The Royal Society.
Para analizar la manera en que estas pequeñas aves atraviesan los cuerpos de agua, los investigadores filmaron a cuatro colibríes Ana atravesar una cascada artificial de 3 milímetros de grosor creada en una cámara de vuelo de 54 litros, equipada con un alimentador en un lado y una percha en el otro.
El análisis de las imágenes demostró que las aves habían logrado atravesar la cortina de agua en menos de 100 milisegundos. Asimismo, los científicos descubrieron que tres de los cuatro colibríes habrían utilizado una de sus alas para romper el flujo del agua, abriendo una ventana a través de ella, mientras que la otra ala permaneció libre para generar el empuje necesario para atravesarla.
Durante la investigación, los académicos repitieron el experimento con cuatro especies distintas de mosca, siendo las moscas domésticas (Musca domestica) y las moscas verde botella (Phaenicia sericata) las únicas capaces de atravesar el flujo de agua debido a que la velocidad de su vuelo superó los 1,6 metros por segundo.
Por último, los investigadores dispararon bolas de plástico con un diámetro de entre 1 y 8 centímetros a diferentes velocidades en contra de la cascada artificial para evaluar la dependencia inercial de la penetración en la lámina de agua. Únicamente las de mayor tamaño fueron capaces de atravesarla.
Los resultados del estudio demuestran que el movimiento a altas velocidades de la punta de las alas de los colibríes, estimadas en aproximadamente 9 metros por segundo, genera la fuerza necesaria para romper la tensión superficial de la lámina de agua y atravesarla.
De igual modo, los investigadores concluyeron que otro tipo de aves como los vencejos, estorninos y zambullidores, todos ellos mucho más pesados que los colibríes e insectos, pueden ser capaces de pasar a través de estructuras de agua en movimiento simplemente por su mayor impulso.
«Las cascadas pueden representar barreras físicas impenetrables para los animales voladores pequeños y lentos, y también pueden servir para excluir tanto a los depredadores como a los parásitos de los nidos», escribieron los autores, por lo que proponen un estudio que compare la carga parasitaria entre polluelos criados detrás de una cascada y los criados en sitios accesibles a los parásitos, con el fin de evaluar esta posibilidad.
Fuente: Actualidad RT.