Spike Lee se mostró hoy en Cannes muy duro con Estados Unidos, un país «construido sobre el genocidio de los pueblos indígenas y la esclavitud», y aseguró que «la llamada cuna estadounidense de la democracia es una mierda».
«Tenemos a un tipo en la Casa Blanca, no voy a decir su maldito nombre, que definió ese momento no solo para los estadounidenses, sino para el mundo, y que ese hijo de puta tuvo la oportunidad de decir que nos referimos al amor, no al odio», dijo el realizador en referencia a la muerte de la joven Heather Heyer.
El pasado mes de agosto Heyer murió atropellada por un joven neonazi blanco en Charlottesville (Virginia) y otras 20 personas resultaron heridas. Este hecho cierra el filme de Lee, basado en la historia real del primer policía negro de Colorado Springs y que le sirve al realizador para apuntar a la complicada situación actual.
«Ese hijo de puta no denunció al hijo de puta Klan, a la derecha alternativa ni a esos nazis hijos de puta. Fue un momento decisivo, y podría haberle dicho al mundo, no solo a los Estados Unidos, que éramos mejores que eso», afirmó con vehemencia el director, que posteriormente se disculpó por su lenguaje.
El «asesinato» de la joven fue el elemento clave de una película que comienza con una escena de la Guerra de Secesión de «Lo que el viento se llevó» y acaba con imágenes reales de Trump y del atropello en Charlottesville.
«Esperamos que los jefes de Estado muestren un cierto valor moral, esperamos que tomen las buenas decisiones, pero hay grupos que reaccionan con odio y que surgen por todas partes», dijo el realizador que hizo hincapié en que no se trata de un problema exclusivo de Estados Unidos.
Tenemos que despertar
Es algo que ocurre en todo el mundo dijo Lee. «Tenemos que despertar, no podemos estar callados. No es un problema negro, blanco o marrón. Todos vivimos en este planeta, y este tipo en la Casa Blanca tiene el código nuclear», dijo Lee.
Por eso considera su película como una «llamada de atención» sobre lo que está sucediendo, sobre las mentiras proclamadas como verdades. «No me importa lo que digan los críticos ni nadie más, sé que estamos en el lado correcto de la historia con esta película», agregó.
Un filme que se sitúa en los años setenta, protagonizado por un magnífico John David Washington -hijo de Denzel- que interpreta a Ron Stallworth, el policía que escribió un libro con sus experiencias como primer agente negro en Colorado Springs.
Está acompañado por Adam Driver, como un judío que se infiltra en el Ku Klux Klan, o Topher Grace, como el máximo responsable de ese grupo extremista, en una alocada comedia que se sirve del humor más salvaje para poner en tela de juicio la discriminación sufrida por la población negra en Estados Unidos.
Una historia que le permite al realizador de «Do the Right thing» («Haz lo que debas», 1989) conectar con el momento actual de su país, una época terrible que se asemeja a una guerra civil, señaló Lee. Aunque también consideró que su filme «abre la vía a la esperanza».
«No estoy ciego. Este problema de la extrema derecha existe en todos los países del mundo y espero que mi película se vea en todas partes, que levante las conciencias, que sacuda a la gente, que los despierte. Creo que en ese aspecto es un filme importante», señaló.
En su opinión, la obligación de un filme no es aportar soluciones sino plantear preguntas y, en este caso, «provocar una discusión sobre el problema del racismo».
«Hay mucha gente que se pasea sin ser consciente de lo que pasa en la sociedad (…) que se queda en un lado, que no sabe gestionar la situación, que se siente perdida. Yo les digo que no hay que quedarse callados, sin reaccionar», afirmó el director.
Y ante una pregunta de un periodista africano, insistió: «hay que liberarse de los restos del colonialismo en África (…) Hay que trabajar juntos para resolverlo, hay que hacer triunfar la libertad en el mundo y acabar con las injusticias».
No solo en Estados Unidos. «Viajo mucho y se habla mucho de lo que pasa en mi país pero hay que ver en otros países cómo tratan a los inmigrantes, a la gente que ha venido de África. Ustedes tienen sus propios problemas, no es solo EEUU».