Acotaciones para entender por qué el caso bombas es un montaje

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Acotaciones para entender por qué el caso bombas es un montaje

Autor: Cristobal Cornejo

1.- Porque refleja la imposibilidad del aparato represivo del Estado de encontrar “responsables” de lo que no son sino actos de rebelión social descentralizada y difusa en contra del Estado/Capital. En su impotencia, el Estado conducido ahora por la derecha piñerista no halló nada mejor que poner al patético fiscal Peña (en la foto) a cargo y obtener resultados a como dé lugar.

2.- Por eso, desde un inicio el juicio es más mediático que jurídico. ElMercurio y La Tercera juegan un rol de primer orden, y sólo secundariamente importa la dimensión propiamente penal del problema. Esta caza de brujas fue anunciada por ambos medios, liderando así al bloque desinformativo de la prensa y TV burguesas, y las escenas de esta farsa se hallan escritas de antemano en un guión que entregó el rol estelar a «Jalandro» Peña y sus amigos Emilfork, Rojas además de los sapos de la Bipe y la Dipolcar.

3.- En el “caso bombas” da lo mismo quien puso las bombas: lo que el Estado ha hecho es inventar una fantasmal “asociación ilícita” para así poder mantener en prisión a un cierto número de compañerxs reclutados ya sea por su “pasado subversivo” como por su rol destacado en distintas expresiones de resistencia y antagonismo radical contra el Poder. La asociación ilícita es uno de los delitos más dudosos y discutibles de la legislación penal del siglo XIX, dado que resultan sancionables “por el sólo hecho de organizarse”, y sin necesidad de que efectivamente llegue a cometer delitos. Jalandro estaba acostumbrado –en su doble rol de persecutor y usuario- a usar esta figura para sancionar a grupos de narcos. Su “creatividad” consiste en aplicarla ahora desde el marco de la Ley Antiterrorista para criminalizar a quienes nada tienen que ver con tales lógicas jerárquicas que siempre han caracterizado a quienes se disputan un poder económico y político que nosotros queremos destruir de raíz.

4.- El caso bombas se ha caracterizado por una evidente falta de pruebas concretas que fuera reconocida abiertamente por los fiscales anteriormente a cargo de la investigación. Orwell y Kafka juntos tal vez no hubieran podido vislumbrar el absurdo total de la interpretación que nuestros perros policiales hacen de escuchas telefónicas, intercepciones de correos electrónicos y seguimientos de personas, descontextualización total de una serie de elementos (fotos, textos, etc.). La ignorancia radical de estos funcionarios del poder se hace patente al hablar de “líderes anarquistas”, en Informes de “Inteligencia” que lo que revelan es todo lo contrario, y al tener que recurrir a Google como principal fuente de información sobre personajes y acontecimientos históricos claves (Jacir disertando con ignorancia abismal sobre Ramón Ramón y Hinzpeter hablando de “Vacco y Zanetti”, entre otras perlas, quedarán para el anecdotario de la estupidez estatal). Especulaciones salvajes y rompecabezas delirantes demuestran no sólo el nivel mental de quienes tenemos en frente, sino que reflejan también que pese a los golpes represivos que nos den, estos imbéciles en el Poder y sus medios de desinformación no entienden quiénes somos ni a qué apuntan nuestras acciones de negación total del orden del Estado/Capital.

5.- El propósito central de la llamada “Operación Salamandra”, orquestada con bombos y platillos el 14 de agosto y luego silenciada por el “rescate” de los mineros y el itinerario usual del Espectáculo nacional, es el de amedrentar y desmantelar los gérmenes de la oposición total a su modo de “vida”. En ese punto, estos  no se equivocan: tratan de golpear donde más les duele, poniendo en la mira a un movimiento que, aunque sea incipiente, revela un potencial expansivo que anuncia algo que realmente temen: La insurrección.

Tomado de Hommodolars

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