Con detención he analizado todo el contexto de la documentación que ha emanado en forma oficial sobre la temática educativa, y está más que claro que los planteamientos adolecen de falta de voluntad para realizar transformaciones que lleven a una educación de calidad y a producir la mencionada «igualdad de oportunidades».
El hecho de que reiteradamente se tenga que insistir sólo con pequeños «agregados» en conclusiones y argumentos del mismo tipo, es señal de un estancamiento en la posibilidad de trazar un proyecto representativo y beneficioso para toda la población. Ahora es imprescindible -a la luz del documento adjunto- detener la tramitación de la LGE y darle vida a un proyecto de contenido pedagógico y social.
Es conveniente trabajar en una propuesta de amplia convocatoria tomando todo el tiempo que sea necesario para aplicar inteligencia. Esto, para demostrar la importancia de la educación como agente de cambio.
Los fundamentos que se entregan deben ser discutidos entre los distintos actores sociales y utilizarlos como aportes para idear el anhelado cambio en la enseñanza.
Creo que ya basta de seguir dependiendo de sectores que tienen monopolizado el poder, quienes -probablemente a estas alturas- ya deben estar pensando en los slogans a utilizar en las elecciones del año en curso y en los comicios presidenciales.
Hoy lo principal es que se reformule la propuesta educativa y que en definitiva la autoridad se pronuncie en profundidad sobre una materia trascendental.
No deben olvidar que su futuro en el poder depende del voto de los disconformes, de los independientes y de quienes no se encuentran inscritos en los registros electorales pero se podrían inscribir. El hecho de la falta de participación hace que no existan muchas alternativas donde escoger, pero ya ha llegado el momento en que no se puede elegir «lo menos malo» entre lo malo. Ese es el significado de las decisiones actuales y ese es el estado del país, que muchas veces no se quiere reconocer.
Este comentario, el análisis crítico del documento adjunto titulado «La necesidad discutir a fondo las transformaciones en educación dejando de lado la LGE», no tiene otro sentido que orientar hacia un país donde impere la justicia social y de manera real no exista la desigualdad, ya que además de la crítica se proponen soluciones posibles.
Una vez más va un llamado a los jóvenes, quienes de manera responsable se deben encargar de revertir la historia y reponer la riqueza de una sociedad que disponga de ideales. No como lo que ocurre en la actualidad: cosas tan mínimas y elementales se transforman en utopías.
Es importante que los jóvenes se manifiesten, pero que luego vuelvan a las aulas, para que aún en condiciones adversas exijan herramientas para aumentar su conocimiento en un ambiente colaborativo.
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