“En resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social existente“. Manifiesto Comunista.
Estas líneas no tienen por objetivo convertirse en un análisis político profundo, tampoco en una propuesta acabada de cómo forjar alternativa, ni mucho menos ser un tablero que aclare cómo se mueven las piezas en el ajedrez de la política chilena. Solo tiene una finalidad, romper con el sentido común. El titular de un portal de noticias que circula a través de las redes sociales, describe con las siguientes palabras la decisión del Comité Central del Partido Comunista sobre el respaldo a Michelle Bachelet como candidata en primera vuelta para las presidenciales: “Es oficial: Michelle Bachelet es la candidata de los comunistas“. Una generalización arbitraria, pero bastante convincente.
¿Qué se entiende por la candidata de los comunistas? ¿Qué se entiende por comunista? ¿Quiénes son los comunistas? Al menos por ahora, jugaremos a responder estas interrogantes transitando por algunos lugares.
En primer lugar, se puede ser comunista sin militar en el Partido Comunista o en las Juventudes del Partido. Muchas veces causa extrañeza escuchar esta especificación, pero también se rompe el sentido común cuando puntualizamos que el Partido “Socialista” no busca el socialismo, y que una parte importante de sus “militantes socialistas” son grandes empresarios, que han comprado hasta el nombre del Partido de Salvador Allende. Ser comunista no depende de un carnet o una amaranta, depende de la voluntad de lucha, de la capacidad de crítica y autocrítica, de los valores que transmitimos con el ejemplo, depende de nuestra entrega a las causas de nuestro pueblo.
En segundo lugar, el término “comunista” hace referencia a una corriente revolucionaria que aspira a transformar todo el mundo. Carlos Marx lo hace universalmente conocido a partir del año 1848 con la publicación del “Manifiesto Comunista”, pero él no lo inventa. Lo aprehende de las corrientes de proletarios revolucionarios, para marcar diferencia de las corrientes más moderadas. Por esos tiempos el concepto evocaba dos aspectos, el primero, la unidad de gobierno autónomo (commune), el segundo, la propiedad común de las cosas (communaute).
En tercer lugar, los comunistas aquí en la quebrada del ají, han luchado sin parangón por la dignidad del pueblo y los trabajadores. En la Europa de mediados del siglo XIX lucharon por la expropiación de tierras y de fábricas, por el derecho al trabajo para todos, por una educación pública y gratuita; a principios del siglo XX, Luis Emilio Recabarren, daba la batalla por mejoras en la situación moral, cultural e intelectual de los obreros; con sus altos y bajos, militantes comunistas trabajaron codo a codo en la construcción del poder popular y los consejos comunales durante la Unidad Popular de Allende, no obstante que el Partido no apoyó esta línea de poder paralelo; en la lucha contra la dictadura militantes comunistas del FPMR entregaron su vida por una sociedad más justa e igualitaria, socialista.
En cuarto lugar, Michelle Bachelet, la candidata del Comité Central del PC, durante su gobierno (2006-2010) mantuvo una política radicalmente opuesta a las luchas de los comunistas: reprimió al Pueblo Mapuche, militarizó la Araucanía, aplicó la Ley de Seguridad del Estado, ejemplo trágico de esta política, es la muerte del estudiante mapuche Matías Catrileo; reprimió las huelgas de los trabajadores del cobre, del salmón y las forestales, manchando sus manos con la sangre del obrero Rodrigo Cisternas; privatizó en concertación con la derecha política la educación universitaria a través de la LGE; cuento corto, una presidenta de derecha con la zanahoria de las “políticas sociales” en una mano, y el garrote de la represión en la otra.
En quinto lugar, el Partido Comunista rompió “la línea que los separaba de seguir o dejar de ser comunista” al fundirse en la “Nueva Mayoría” y manteniendo como candidata a Bachelet que lo único que pretenden es seguir entregando estabilidad y gobernabilidad al sistema neoliberal que han profundizado en más de veinte años de gobiernos de Concertación y Derecha, ahora con una zanahoria más clara, más simbólica, una zanahoria con representación parlamentaria y unas decenas de años de historia. Un catalizador eficiente, con base social y dirigencial en los movimientos sociales y populares. Un partido Camila-Ballesteros. Con tendencia a resaltar el honor de su apellido, un Partido que no carga la cruz a sus espaldas sino en su cuello.
Por último, el Partido Comunista apuesta a una estrategia entreguista, en momentos que el tiempo histórico demanda forjar alternativa. Los comunistas no cargamos con cruces de ningún tipo, solo cargamos con el ejemplo de los que han entregado su vida y la siguen entregando por la dignidad del pueblo y los trabajadores, por una sociedad con valores solidarios y fraternos, por una sociedad socialista. Con el ejemplo comunista de Marcelo Barrios y el Che, los comunistas declaramos: NUESTRA CANDIDATA NO ES MICHELLE BACHELET.
Por Rodrigo Ortega