Carta a los militantes de base del PC y la J

A cada militante de base del PC, la J y/o A todxs lxs que luchan por transformar la realidad…

Carta a los militantes de base del PC y la J

Autor: Cristobal Cornejo

A cada militante de base del PC, la J y/o

A todxs lxs que luchan por transformar la realidad….

Los que nos motiva para escribir este texto no es un ataque personal, ni un cuestionamiento a las intenciones honestas que muchos militantes de base de estas organizaciones pueden tener. Lo escribimos para poder clarificar el quiebre existente entre las practicas y formas de hacer política que tiene el partido y los nuevos ritmos y métodos que han propuesto las movilizaciones y actores de los llamados movimientos sociales.

Esto lo vemos en las prácticas concretas que se dan al interior de los diversos espacios que están en movilización (Universidades, liceos, sindicatos), donde nos damos cuenta que las practicas autónomas, asambleístas y horizontales de tomas de decisiones y acciones en la calle, no van en relación con la política que lleva a cabo el partido y los dirigentes que éste tiene insertos en las cúpulas donde se corta el queso (mesas de dialogo, confech, etc.)

La causa de esto la encontramos principalmente en la instrumentalización que llevan a cabo, en pos del posicionamiento político que pretende tener el partido en las vías políticas institucionales. El fetiche organizacional, que pretende hegemonizar las luchas mediantes su programa, es desde nuestra perspectiva totalmente nocivo para las prácticas organizativas que pretenden aportar a la emancipación de todos los hombres y mujeres. Esto por que limita las luchas a las vías institucionales y además genera una visión de la acción política solo a través de un mediador (el partido y sus dirigentes) que negocian por sus propios intereses organizacionales.

Estos intereses se generan desde el supuesto de que “es necesaria la fuerza de una minoría que vaya dándole cause y dirigiendo la voluntad del pueblo”, negando absolutamente la capacidad de autonomía de acción y pensamiento que pueden desarrollar las –mal llamadas- “masas” al calor de la lucha. Esta visión, totalmente ortodoxa, representa hoy un estorbo para la creación de una fuerza que sea capaz de superar la realidad que nos impone la ideología dominante, pues desplaza la lucha revolucionaria a una lucha partidista. Esta lucha partidista se visualiza cuando la organización (el medio) se transforma en el objetivo (el fin) de nuestra acción política, creyendo sesgadamente que “si crece el partido/organización, crece el movimiento” o que mientras mas incidencia tenga este, estaremos mas cerca de los procesos que necesitamos. Esto, para nosotros, solo demuestra la profundidad con la que se han insertado los valores del capital en los sectores revolucionarios, pues al generar estas prácticas solo estamos repitiendo la lógica de división del trabajo dentro de nuestros espacios (teoría vs práctica, capataces vs mano de obra, representantes vs representados, vanguardia vs masas etc.)  Asumir que el pueblo necesita de gobernantes es darles la razón a los ideólogos de la dominación.

Es irrisorio pensar que el partido es el representante de los intereses de la clase. Solo la clase constituida en fuerza autónoma puede llegar a constituir la liberación total.

Fuera de eso ¿es necesario que hablemos de las prácticas de sus dirigentes? de cómo se negocia a espaldas de la gente, de cómo se cena con los poderosos, de las prácticas a nivel sindical, o de cómo se a cambiado toda intención real de cambio por cuotas de poder en pos del partido… creo que no.

Finalmente, extendemos esta breve crítica e invitación a todos los colectivos humano de intención revolucionaria, que buscan ser potenciales partidos, pues arruinan su potencialidad radical en la ilusión partidista.

No necesitamos un partido para generar un proceso revolucionario, menos para dirigir ese proceso. No queremos que nuestra acción revolucionaria se reduzca a pelear por cuotas de poder en ciertos espacios y por tener mas incidencia en ciertos territorios. Lo que necesitamos es, desde nuestros minoritarios grupos revolucionarios, potenciar la autonomía en todas sus áreas y con todas sus formas, generando redes permanentes y cambiando nuestra lógica de competencia (muy visto hoy entre las organizaciones revolucionarias) por la solidaridad y la colaboración entre los distintos sectores de la misma clase.

Por Reconel Munmo y CIA

Tomado de MetiendoRuido

 

Texto de autoría externa. Re-publicado por


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