Señor Luis Plaza (Alcalde de Cerro Navia), Señor Jorge Sammy (Alcalde de Paredones), y Señor José Antonio Gómez (Ministro de Justicia)
No quiero culparlos a ustedes por desconocer lo que significa el concepto “igualdad de género” o “feminismo”.
Yo misma salí de la universidad creyendo que “feminismo” era el opuesto de machismo, y actualmente me avergüenzo de haberme jactado alguna vez de “no ser feminista ni machista”, creyendo que de esa forma estaba hablando de igualdad. Tampoco era mi culpa.
Por eso quiero hacerles notar que eso que a ustedes les parece una simple diversión: sacarse y publicar fotos junto a cuerpos femeninos y organizar celebraciones municipales con strippers, puede ser muy peligroso.
El machismo no son casos aislados de hombres que golpean mujeres, o de mujeres que ganan sueldos más bajos. El machismo es el mismo cimiento de la sociedad en la que vivimos, y ha estado presente entre nosotros por tanto tiempo, que si nadie nos dice nada podemos vivir la vida entera y nunca verlo.
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Consiste principalmente en el predominio social de todo lo que se considera masculino sobre todo lo que se considera femenino. Lo que conlleva a que las mujeres crezcamos en una sociedad que nos enseña a sentirnos inferiores a los hombres de muchas maneras, y a los hombres a dominar y discriminar todo lo femenino.
Una de estas expresiones de superioridad de los hombres sobre las mujeres (¡pero no la única!), es el control y el uso del cuerpo de las mujeres como si fuera “un objeto hecho para el uso” masculino. Y por lo tanto, la separación del cuerpo de la noción de “persona que tiene un cuerpo”. Persona con la misma dignidad que cualquier otra, independiente de su género.
Esto se puede ver cotidianamente de muchas formas. Una de ellas, es el abuso del cuerpo de las mujeres en todo tipo de shows de entretenimiento, en el arte y hasta en lo que consideramos cultura. Vemos cuerpos femeninos (todos jóvenes e iguales, por cierto) todo el día en la televisión, en las películas y en la publicidad. Cuerpos pertenecientes a mujeres sin nombre, sin edad y sin historia, por lo que llegamos a pensar que son solo eso: cuerpos.
Como esos que aparecen en las fotos, o esos otros que van a contratar con fondos públicos para mostrarlos desnudos ante un grupo de padres.
O como esos otros cuerpos, que caminan por las calles siendo evaluados a gritos por muchos hombres, que asumen que solo por estar ahí pertenecen al espacio público y por lo tanto pueden ser tocados y juzgados.
Es triste pensar qué consecuencias puede tener vivir en una sociedad así en el desarrollo de una niña, y en la idea de su valor como ser humano. No es raro que termine limitando su desarrollo y su personalidad para centrarse en su imagen corporal. Y nuestros niños, reproduciendo sin cuestionarse un sistema desigual.
Los invito a tomarse sus cargos públicos con más responsabilidad, e informarse de estos temas para luego contribuir a educar, que mucha falta nos hace.