Señor Director:
Con relación a las recientes afirmaciones del candidato presidencial, señor Sebastián Piñera, sobre la existencia de “cuoteo político” en la aprobación de los proyectos de los Fondos Concursables del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, me permito señalarle:
He sido evaluador del Consejo de la Música, integrando diversos equipos junto a artistas y productores cuyos nombres son relevantes en la música chilena y su quehacer resulta una contribución al desarrollo cultural del país. He apreciado su profesionalismo y lo exhaustivo de su trabajo frente a cada proyecto.
Cuando estos proyectos pertenecen a personajes públicos, es fácil identificar al o los autores. La mayoría resultan desconocidos o poco conocidos, lo suficiente como para ignorar su orientación política la que, jamás, ha determinado el resultado. Siempre prevalece la calidad de la propuesta.
Los hechos desmienten las afirmaciones del señor Piñera. Los fondos concursables son un importante aporte a la creación y al reconocimiento de nuestra identidad. Los ganadores de proyectos tienen, como es obvio en una democracia, diversas formas de pensamiento político o religioso.
Los resultados están a la vista: el desarrollo del cine, el teatro, la música, entre otros, es tan evidente, que imaginé que la respuesta de un evaluador de proyectos era innecesaria.
Sin embargo, luego pensé que es posible que algún desprevenido ciudadano o alguien de buena fe, crea en palabras que ponen en duda la honestidad de mis colegas y la mía.
Resulta extraño que el señor Piñera no haya formulado, antes, una acusación sobre hechos más graves que los que le endosa a la Institucionalidad Cultural de hoy.
Durante el régimen militar se mantuvieron listas negras que impidieron el trabajo de artistas que no contaban con la simpatía del gobierno. Según recuerdo, el señor Piñera nada dijo públicamente entonces.
Cuando se persiguieron las manifestaciones culturales, a quienes las organizaban o participaban en ellas, a los sellos grabadores y a los programas o emisoras de radio que los difundían, por ejemplo, los casos de “Nuestro Canto”, “Alerce”, “Doña Javiera”, Teatro Cariola, Radio Chilena, por mencionar algunos, mantuvo silencio.
Hoy, los artistas que aparecían en los programas de TV de la época, no tienen dificultad en seguir contando con una fuente laboral y de difusión en radios y canales de televisión.
Las acusaciones del candidato carecen de fundamento y, por cierto, los “cambios” que propone, me parecen dudosos.
Se despide atentamente,
Miguel Davagnino C.
Locutor, Comunicador Social
Evaluador Fondos de la Música