Amman, Jordania, 3 de abril de 2012
Para mí es difícil hablar de los hechos, solo recordarlos me llevan a revivir las angustiantes horas sufridas en aquel paso fronterizo israelí.
Luego de sortear rápidamente el lado jordano de la frontera, nos disponíamos a entrar a la aduana israelí en un bus que fue detenido antes de pasar la zona de parking, viniendo un guardía armado con una ametralladora, que le dice al conductor que espere sin que otro bus llegue ahí. Yo venia sentado en el primer asiento, ya que iba a cargo de la delegación y noté que miraban mucho hacia adentro, luego de 10 minutos le hacen un ademán al chofer para seguir y nos dejan bajar. De ahí en más, nos sentimos intimidados por los funcionarios israelíes de migración que cada tanto venían a mirarnos mientras estábamos en la fila con maletas y a mí en forma especial como si estuvieran confirmando que era yo. La gente del grupo se dio cuenta y yo les instaba a mantener la calma ante todo, responder lo que consultaran y que no había nada que temer, pero ellos no sabían lo que venia… En la fila yo estaba de los últimos, por lo que veía como los revisaban mientras varios eran pasados a la zona de timbrar pasaporte al revisar sus maletas, otros eran separados y les preguntaban en forma dura, como si se tratara de personas peligrosas, una y otra vez, motivos del viaje, ciudades a visitar en el país, su relación entre ellos y conmigo como si en cada interrogatorio la gente cambiara su versión inicial, sometiéndolos a presiones indebidas con el fin de atemorizarlos. Cabe destacar que todos los viajeros son gente noble, señoras de la tercera edad, mamás solas viajando, algunos matrimonios adultos y unos pocos jóvenes que viajaban por primera vez y nunca habían pasado por ese tipo de interrogatorio.
Cuando me llegó el turno, dos funcionarios se acercan y me sacan de la fila, a los que sigo a otro sector, a esa altura ya habían ingresado a Israel mas de 20 personas del grupo (1 hr. de trámites). Los más jóvenes fueron separados del resto. Diez en total, interrogados de a uno por otros funcionarios distintos que iban rotando entre sí, práctica usual de ellos cuando los turistas tienen origen palestino (28 de los 40). pasadas 2 horas revisaron mis maletas, sin encontrarme algún elemento sospechoso para ellos. Las cierro y me dirijo a timbrar pasaporte pero me sacan de la fila, se llevan el documento y me dejan sentado aparte. Veo en igual situación a los más jóvenes, me acerco y los tranquilizo, mientras pasan entre nosotros algunos funcionarios armados, situación que me recuerda lo que viven a díario los palestinos en los check points instalados por el ejército israelí en territorios palestinos ocupados, que impiden su libre movimiento por las calles, al ir a trabajar, estudíar, hospital o solo visitar a algún familiar en su propia tierra. Comprenderán lo humillante que puede ser esto. Nuevamente nos interrogan a cada uno y me llevan aparte para ser requerido por un oficial de alto rango, esta vez con preguntas del tipo: cómo reclute a la gente, hoteles que reservamos a ambos lados, cuál era mi interés en traer al grupo acá, que ganaba yo con el viaje, mi relación con la gente, si los conocía de antes, a quien le pagamos el programa, etc. Todos datos previamente conocidos por la Cancillería chilena e informados a todos los consulados de los países visitados para que nos auxiliaran como ciudadanos chilenos en caso necesario, ya que se trataba del primer viaje a tierra santa organizado por la Federación Palestina de Chile.
Acabado el tribunal de la inquisición, me dejan a un lado por otra hora, tiempo que se acercan 2 funcionarios distintos al oficial y me comunican que “el Ministerio del Interior ha negado la entrada al país”, debiendo salir de inmedíato como persona non grata, siendo humillado frente al grupo que quedaba retenido, a lo que les replico que me den razones de tal absurda decisión, sin decir nada me dan el pasaporte con un timbre que niega la entrada y me dan escolta a la salida con un guardía armado, quien se queda a mi lado hasta que me subo al bus que me dejará de nuevo en el lado jordano. Replico el por qué varias veces sin obtener respuesta, el guardía nota mi desesperación y se acerca con el arma como si fuera un criminal hasta que llega el bus y me devuelvo pensando en el proyecto truncado para mí, sueño de muchos, rumiando mi rabia por no poder ingresar a la tierra que vio nacer a mis padres y abuelos y generaciones hacia atrás, sin poder celebrar por primera vez una semana santa en la tierra de Jesús, quedando indefenso el grupo y con la inseguridad de que algún otro joven de los incomunicados corra similar nefasta situación, por lo cual me dispongo a esperar del lado jordano. Pasadas dos horas sabría que todos pasaron gracias a Dios (7 horas en total). Me avisaron los cónsules chilenos en Tel Aviv y Amman, Francisco Carvajal y Nicolás Rodríguez, quienes se encontraban a cada lado de la frontera, y quienes tienen todo mi respeto y gratitud por sus gestiones y paciencia para escoltar al grupo a lo que llamamos la Palestina histórica
A mi de regreso a Amman luego de entrar de nuevo tratando de explicar junto al cónsul lo inexplicable; ellos no podían entender que se me negara la entrada por existir tratado de libre migración vigente entre Israel y Chile, que esta claro, Israel incumple así como resoluciones de condena la ONU y la haya, que pesan hace muchos años en total impunidad.
Los tratos fueron hostiles en todo minuto para hacernos sentir que no éramos bienvenidos.
Lo sospeché desde que apareció el comunicado de la embajada israelí en Emol, el 30 de marzo, el día antes de entrar, afirmando que me habían negado entrar por razones de seguridad pública y que yo era peligroso. Obviamente al día siguiente me lo hicieron sentir en todo momento. Encuentro una excusa barata la que dio la Embajada en Chile, por cuanto nunca fue mi interés ni los fines del viaje organizado por la Federación alborotar el orden, sino todo lo contrario: conocer sitios de interés mundíal, algunas ciudades a ambos lados del muro que levanta Israel en territorios palestinos, conocer más de cerca la situación que vive el pueblo palestino, etc. Si esto atenta contra la seguridad de un país, necesito que alguien me explique cómo.
También es falso que pretendía quedarme en Israel y no viajar a Palestina, el programa que envié a Cancillería especificaba claramente que sólo estaríamos 3 días en Israel, ya que queríamos conocer a los palestinos que se quedaron luego del nakba o catástrofe sufrida por ese pueblo cuando se crea el Estado de Israel en 1948 y que viven hoy en Israel y saber como sobrellevan sus descendientes el hecho de ser considerados árabes israelíes.
Para mí, el temor a mi presencia es inexplicable por cuanto soy un ciudadano chileno y mis derechos a la libre migración fueron pisoteados, lo cual no debe quedar impune para que no vuelva a suceder. De acuerdo a mi visión, que no es diplomática, una nota de rechazo de la Cancillería chilena no basta, pero la agradezco sinceramente. No obstante, pienso que el gobierno del Presidente Piñera debe pedir explicaciones al gobierno de Netanyahu, exigir que no se repitan situaciones como la sufrida o bien, cancelar dicho tratado, ya que para existir este, la condición es que ambas partes lo cumplan y claramente Israel no lo hace, al vulnerar mis derechos como chileno, de la misma forma que irrespeta los derechos del pueblo palestino y las resoluciones de condena de la ONU.
La medida es ridícula, por cuanto solo pudieron entrar sin inconvenientes 30 personas del grupo y el resto tuvo problemas graves para ingresar y mi no ingreso es “per se” un acto de discriminación, ya que da lo mismo que haya sido solo uno, me discriminaron a entrar por mis orígenes teniendo nacionalidad chilena, eso debe ser destacado sin miramientos de ninguna índole. El Estado de Israel muestra así su verdadera cara, ya que así como me discriminó a mí, hace lo propio con los palestinos que viven en Israel luego del año 48, que no tienen los mismos derechos que los ciudadanos de religión judía, discrimina también a quienes profesan el Islam de los cristianos y se auto define como una democracia para su sociedad, mientras mantiene conculcados los derechos palestinos bajo la única ocupación militar de los tiempos modernos. Yo me pregunto, si eso no es discriminar, entonces que alguien me explique lo que es. La embajada (israelí) sólo busca justificar su medida y confundir a la opinión publica, sembrando un manto de dudas sobre mi persona y los objetivos del viaje, pero estoy seguro que los chilenos ya no le compran los atropellos al Estado de Israel.
Ignoro los temores del gobierno israelí por cuanto no soy un agitador de masas, sólo alzo mi voz para defender los derechos del pueblo palestino y mostrar a la opinión pública nacional el desagrado que existe en la comunidad chileno-Palestina con la ocupación por parte de una potencia militar de primer orden como es el estado de Israel de una nación milenaria como lo es la árabe-Palestina. si esto les molesta y me creen un peligro para la seguridad interior de su país, les digo que dejen vivir a los palestinos en paz, que no violen sus derechos básicos, que detengan la ocupación ilegal de su tierra, la construcción del muro, los check points y los asentamientos de colonos israelíes en la Palestina ocupada y se sienten con voluntad a negociar, sin condiciones ni imposiciones para lograr la paz justa y duradera que tanto necesitan ambos pueblos, que permita la creación de un estado palestino libre, autónomo junto al israelí, con acuerdos de libre comercio y cooperación, bajo fronteras respetadas e internacionalmente reconocidas para ambos y resolviendo de modo permanente el derecho al retorno de los refugiados palestinos, consagrado en la resolución 194 de la ONU. El derecho al agua, elemento esencial para la vida, al libre movimiento sin check points, lo cual significará que los palestinos podrán autodeterminarse, tener su propia moneda, desbloquear la Franja de Gaza y conectarla con Cisjordania, para que sus habitantes puedan desarrollarse y vivir libremente en paz y armonía con los demás pueblos de la región, ya que hoy dicha franja es una gran cárcel con mas de 1 millón y medio de personas viviendo en condiciones infrahumanas. Y, por último, que compartan la cuna de la humanidad, “Jerusalen”, ciudad 3 veces santa, como capital de ambos estados, permitiendo el libre acceso a los lugares santos para que tanto judíos como cristianos y musulmanes puedan adorar a su dios sin trabas de ninguna clase, entregando la custodia a una autoridad garante de la paz y reconocida por todos, porque el pueblo palestino ama la paz y quiere coexistir con todos sus vecinos, incluido el estado de Israel.
Rechazo categóricamente las acusaciones (sobre supuestos dichos antisemitas), por cuanto mis comentarios nunca fueron ni serán contra los judíos, de hecho muchos movimientos y ONG judíos apoyan al pueblo palestino en Israel y otros países del mundo, incluso Chile, porque son antisionistas, lo que demuestra que no todos los judíos son sionistas como algunos quieren hacer creer a la opinión pública y también demuestra que dichos judíos son amantes de la paz y quieren ver una Palestina libre y soberana. Mi lucha es contra las políticas del estado de Israel y el sionismo, movimiento político que hace mas de 100 años se valió del judaísmo para instaurar en tierra Palestina un estado construido sobre la nación existente, por la fuerza de las armas, cuyo único pecado fue haber nacido en esa tierra y pagar los excesos cometidos por otros contra fieles de religión judía en varios momentos de la historia moderna anteriores a la creación del estado de Israel.
Creo que las instituciones en Chile deben revisar los acuerdos con ese país y por ningún motivo se debe sellar el TLC con Israel por las condiciones que ya detallé y para que la sociedad chilena a la que pertenezco perciba a través de mi relato como son y actúan en realidad las autoridades israelíes y que lo sucedido no vuelva a ocurrir con ningún compatriota nunca más en ningún país del mundo.
Viva Chile y Viva Palestina libre!!!