Chile se ha ido transformando en el país de los “parches”; temerosos, el mundo político y sus autoridades, de encarar de frente los problemas.
La reforma al Binominal es un ejemplo. En lugar de abocarse a la profunda reforma del sistema electoral, todo lo reducen a la discusión por un simple barniz para satisfacer las demandas de una pequeña minoría electoral, ignorando el generalizado clamor ciudadano.
Del Transantiago: ¡Qué decir! Algo que debió haberse enfrentado con decisión, voluntad política y valor, y con solidaridad con las clases menos afortunadas, se transformó, sin embargo, en una sucesión interminable de remiendos y de errores en grave perjuicio del erario nacional y de la mayoría de los trabajadores, ancianos, estudiantes, enfermos y discapacitados, con una tozudez que excede los límites de la razón y la paciencia.
Ahora, con el tema del “sueldo ético”, volvemos a lo mismo cuando es la oportunidad de hacer justicia a las Pymes, a la par de dignificar el sueldo del trabajador y disminuir el desempleo.
¿Cómo es posible lograrlo? Muy fácil; y sin burocracia, donde acostumbra a quedarse enredado parte importante de los aportes estatales destinados a beneficiar a los más desposeídos. Bastaría que las Pymes; Mediana, Pequeña y Micro empresas, calificadas así de acuerdo al promedio de sus ventas mensuales; pudieran descontar del IVA un porcentaje de la diferencia que separa el sueldo mínimo del sueldo ético, de acuerdo a su categoría como empresa.
¿Y las grandes empresas? Ellas deberían, solamente, responder al llamado de sus conciencias, sin que ninguna Ley las obligue a pagar el sueldo ético, que no debería llamarse sueldo ético, sino sueldo justo. Así, con una pequeña intervención reguladora y aporte temporal del Estado, todo se resolvería voluntariamente, con ecuanimidad, sin dar espacio a la verborrea demagógica electoralista.
Atentamente
Víctor Catalán Polanco
Presidente Comisión Política
Partido Regionalista de los
Independientes (P.R.I.)