Declaración pública:
1.-Por décadas hemos dicho que hay que fortalecer la autonomía, cuidar la vida campesina, la producción descentralizada y a pequeña escala, los oficios, la creatividad que nos enseña el resolver con lo que tenemos y no con lo que nos falta; pero por años hemos sido despreciados por la institucionalidad y la ciudad, precarizando con leyes y políticas, cada vez más nuestra forma de vida. Ahora que los mercados globales se cierran, más que nunca hay que fortalecer el campo, pero el Gobierno hace oídos sordos.
2. Las barreras sanitarias en nuestros territorios han debido ser puestas por los vecinos, dada la negligencia de la autoridad central, demostrando una vez más que no debemos esperar que quien no nos ve nos solucione la vida, somos nosotros quienes debemos hacernos cargo de nuestro destino, pero exigimos que no boicoteen nuestros modos de solución.
3. Nadie ha hablado de bonos para el campo, como si el trabajo campesino no estuviera amenazado, es urgente ver el modo de compensar pérdidas mediante un bono que no resuelve pero mantiene a flote la precariedad que se está viviendo: Los y las temporeras siguen trabajando en pésimas condiciones, la sequía continúa sin ningún tipo de solución estructural, el agua para el consumo humano no está garantizada, los planes reguladores nos transforman en zona de sacrificio. Necesitamos que esto termine, que se apoye a los habitantes de la ruralidad sean o no usuarios de Indap, se repartan semillas para el consumo familiar y de los animales, no intervenidas, por supuesto, se condone los créditos Indap y, de una vez por todas, se generen mecanismos eficientes de circulación de nuestra producción, pagando precios justos y posibilitando que el dinero circule a nivel local. Los servicios del agro tienen que buscar el modo de operar porque la crisis campesina que se arrastra sigue profundizándose.
4. Vemos con extrema preocupación que ante la profunda crisis hídrica, producto de una administración irresponsable y libremercadista del agua, en noviembre se aprobara una ley que permite hacer embalses sin estudio de impacto ambiental, y ahora la Comisión Nacional de Riego flexibiliza los requisitos para los subsidios estatales que van a la industria agrícola y no a las y los campesinos. Más allá de la oportuna intervención de un grupo de diputados en el primer caso, nos preocupa la incapacidad del Gobierno de entender que no pueden lucrar más, que la naturaleza está diciendo basta.
5. Exigimos que, así como el Colegio de Profesores está demandando espacios en la televisión abierta para educar y no solo para meter miedo, que se generen espacios para compartir técnicas de cultivo amigables con el medio ambiente, que permitan a quienes dieron la espalda al campo, rencontrarse con la tierra y producir en ella. Que se enseñen oficios, que se rescate el patrimonio amenazado de muerte, en un país que solo se acuerda de sus viejos ahora que no puede visitarlos.
6. Rechazamos la iniciativa de que las regiones deban salvar a Santiago, no se puede desvestir a un santo para vestir a otro, más aún cuando Santiago se ha caracterizado por desnudar progresivamente a las regiones. Del mismo modo rechazamos que el 2% constitucional disponible en estado de catástrofe se transforme en un nuevo botín para el empresariado. Debe descentralizarse y administrarse desde las comunas.
7. Confiamos en que saldremos fortalecidas y fortalecidos de esta crisis, si somos capaces de aprovechar esta pausa obligada para entender que debemos volver a la naturaleza y desde lo que aún no hemos destruido, ir sanando todo lo que hemos contaminado, saqueado, dañado y erosionado.
Leticia Ramírez A. Presidenta
Consuelo Infante. Secretaria
Cecilia Alfaro. Tesorera
Consejo Regional Campesino (Región de Coquimbo)