Luego de seis días de ocurrida una fuerte explosión al interior de nuestras dependencias, con algo más de calma, más reflexión e indagación la Defensoría Popular quiere manifestar lo que sigue:
El día sábado 12 de marzo de 2010, alrededor de las 13:30 horas, se produjo una fuerte explosión al interior de nuestra oficina, momento en el cual se encontraba dentro de ella nuestra coordinadora, María Rivera (quien resultó con trauma acústico), un asistente, más dos amigos de nuestra institución realizando, estos tres últimos, trabajos de pinturas en ella.
Ocurrido ello, de inmediato informamos a Carabineros y al Ministerio Público lo sucedido, constituyéndose en nuestra oficina los primeros a los pocos instantes, para luego también hacerlo la fiscal Lorena Barudi, quien ordenó que se realizaran pericias a cargo de Labocar, Dipolcar y el Gope, todos estos pertenecientes a Carabineros de Chile. Por su parte, los funcionarios de la PDI, que también se constituyeron en dicho lugar, fueron despachados rápidamente por la citada fiscal, no sin antes manifestar su molestia por la presencia de ellos allí, sin realizar diligencia investigativa alguna.
Por orden expresa de la citada fiscal y con la venia del fiscal regional centro norte (según esta última), se nos negó el ingreso a nuestra oficina por un lapso un poco mayor a TRES HORAS, período el cual permanecieron los citados policías, más la también citada fiscal a puertas cerradas al interior de aquella, todo ello, pese a los constantes requerimientos nuestros de querer legítimamente presenciar, al menos uno de nosotros, lo que ocurría en NUESTRA oficina. Otro tanto, es la cantidad de especies que fueron recogidas desde nuestras oficinas, sin saber hasta la fecha la cantidad e identidad exacta de cada una de ellas.
Los primeros policías en llegar al lugar (de dotación de la Tercera Comisaría de Santiago), procedieron sin sujeción a protocolo alguno a contaminar el sitio del suceso a través de la manipulación de los restos hallados al interior del closet de una de nuestras oficinas, aventurando apresuradamente dos versiones, a saber; que se trataría de una bomba de ruido a base de ácido muriático con monedas de un peso y/o que se trataría de una botella de chicha que habría fermentado, según lo expresado por dos de ellos.
No tenemos antecedentes que nos permitan concluir acerca de la veracidad de cada una de aquellas versiones, sin perjuicio, la segunda de ellas, por lo folklórico, al menos ha permitido distender la legítima preocupación por saber lo que verdaderamente ocurrió aquel día, ya que ha dado cabida a interesantes y entretenidas bromas, tanto en el entorno más inmediato de nuestra organización, como así también en otros círculos, máxime si imaginamos la increíble explosión que pudiese haberse generado con la cantidad incalculable de chicha que hace muy poco circuló en todo el país con motivo de la borrachera bicentenaria, explosión semejante quizás con lo que a diario viven los pueblos de Afganistán y Pakistán como consecuencia de los ataques de aviones sin pilotos estadounidenses.
Por su parte, tampoco tenemos los antecedentes suficientes que nos permitan concluir el hecho de haber sido víctimas de un ataque o atentado, la verdad, quisiéramos que ello no hubiese sido así, tanto por nuestra tranquilidad, la de nuestras familias y la de todos y todas quienes nos han manifestado su solidaridad y cariño durante estos días, dentro de los cuales se cuentan decenas de luchadores y luchadoras sociales que hemos defendido durante nuestra corta vida como defensoría popular.
Sin perjuicio, tampoco nos apresuramos en concluir que todo lo anterior sea el resultado del pintoresco estallido de un derivado de alcohol, tal cual lo tituló apresuradamente El Mercurio el mismo día de ocurrido los hechos.
A la extrañeza de muchos frente a tamaño y extraño hecho, debemos sumarle e informar, ahora sí, otros hechos tanto o más extraños que el ya referido y que dice relación con el hallazgo de un micrófono al interior de nuestra ex oficina (ubicada en calle Monjitas de nuestra capital) en enero de 2010, como así también las ilegales escuchas telefónicas las cuales hemos sido objeto durante el año 2010, hasta cuando no sabemos, para terminar con el seguimiento de algunos de los abogados de la defensoría y la de sus familias, al punto de ser fotografiados e incluidas dichas imágenes en la carpeta investigativa del llamado caso bombas.
Finalmente queremos manifestar que aún cuando lo denunciado legítimamente significa una preocupación para todos nosotros, en nada, ni tan solo un instante, nuestro compromiso con la defensa de todos y todas los luchadores y luchadoras sociales se ve afectado, disminuido ni amedrentado.
DEFENSORÍA POPULAR
Santiago, Marzo 18 de 2011.
Texto de autoría externa. Recibo y publicado por