Me parece muy injusto que se siga exigiendo selección en los colegios y liceos, y, a través de esto, se acabe la oportunidad, para tantos de nosotros, de aprender y ser valorados en este sistema exitista.
¿No parece una PARADOJA exigir a gritos en las calles educación gratuita, pública y de calidad, mientras se selecciona en nuestro país?
Un ejemplo claro de esto, son los liceos emblemáticos que estos últimos meses han protestado en contra de la reforma educacional, la cual está en debate. Es evidente que la tesis que ellos defienden se podría plantear así: “Un liceo emblemático con toda una historia no puede dejar de seleccionar a los estudiantes y dejar que acceda cualquier “tonto”, pues su prestigio podría verse afectado.
La calidad no depende de la relación estudiante-liceo sino que es más bien de liceo-estudiante. Siento que para algunos se escribe una “crónica de un éxito anunciado”, pues entran como triunfadores a priori al quedar aceptados y salen exitosos gracias al liceo donde estudiaron; mientras, para otros, se continúa escribiendo la “crónica de un fracaso anunciado”, puesto que entran estudiantes a liceos marginados con barreras por doquier y se ganan el prejuicio de la mediocridad y la invisibilidad social. La palabra público significa, además de incluir, integrar a los escolares ignorando su C.I. Terminemos con la política del “apartheid” y empecemos por entregarles herramientas a los estudiantes, orientarlos y darles la oportunidad de aprender. Logremos que el verdadero sinónimo de gratuidad sea oportunidad.
Por Claudia Barrientos Miranda