En defensa del profesor Jaime Portales Yefi

En todos los años que conozco al profesor (desde el año 2003), y sobretodo en los dos años que lo tuve precisamente como profesor en la carrera de Derecho en la UdeC, jamás tuvo comentarios del tipo que se le imputan o que pudieran acercarse siquiera a aquellos

En defensa del profesor Jaime Portales Yefi

Autor: Sebastian Saá

En todos los años que conozco al profesor (desde el año 2003), y sobretodo en los dos años que lo tuve precisamente como profesor en la carrera de Derecho en la UdeC, jamás tuvo comentarios del tipo que se le imputan o que pudieran acercarse siquiera a aquellos. Al contrario de lo señalado, lo recuerdo como uno de los mejores catedráticos en mi paso por la carrera hasta mi egreso, ya que siempre buscaba la forma de innovar en las clases y generar opinión entre sus alumnos, derrochando mucha energía en cada clase con mucho sentido del humor, lo que hacía llevadero los estudios que en muchas ocasiones eran sumamente densos con profesores a veces distantes y parcos.

Yo me defino como alguien de izquierda, ateo y de estrato social bajo al ingresar a la carrera, y no obstante aquello, al igual que varios otros compañeros(as), hemos mantenido cercanía con él después de egresados sin ningún tipo de diferencia o discriminación debido a su definida tendencia de derecha y su clara «militancia» católica. Si tuviese al menos un gérmen de lo denunciado, ni yo, ni mis compañeros(as) hoy egresados(as) ni menos él, hubiese tenido interés de mantener dicha cercanía.

Me llama la atención que personas que estudian para defender jurídicamente los intereses propios y de otras personas (probablemente más «desvalidas» que ellos), presenten una denuncia anónima y no sean capaces de encausar a través de los conductos regulares dicha situación, esto es: personales (hablar directamente con él), reglamentarios (UdeC) e incluso legales (tribunales) una situación tan grave como la planteada que afecta los derechos fundamentales -precisamente los estudiados en la clase que el profesor imparte, Derecho Constitucional– de una compañera. Al contrario, han decidido recurrir a este medio de comunicación para levantar una denuncia que se replica en la web a una velocidad insospechada y que, como sabemos, aún si se comprobara que lo planteado no es verdad, dicha aclaración jamás sería tan reproducida como esta denuncia… entonces, el daño ya está provocado.

No habiendo estado en el lugar de los hechos NO puedo desmentir o ratificar lo denunciado, pero conociendo al profesor puedo asegurar que en todos estos años que lo conozco jamás ha tenido una conducta como la indicada. Recuerdo, a modo de ejemplo, cuando tuvo que hacerse cargo del curso de Instituciones Políticas y a fin de año nos pidió disculpas a todos los alumnos en un clase porque sentía que no lo había hecho tan bien como esperaba o como creía que nos merecíamos que fuera esa clase… no recuerdo gesto igual a ese en mis años de U.

La ironía, el humor, el sarcasmo, es una herramienta delicada ya que tiene mucho que ver no tanto con el emisor sino con quien recibe el comentario; y él siempre utiliza, o utilizaba en mis años, estas herramientas en sus clases. Espero sólo haya sido esto que generó la confusión; y en ese caso, no me cabe duda sabrá ofrecer las disculpas necesarias; aunque claramente y conociéndolo en la UdeC, jamás descalificó a alguien personal o intelectualmente o por su clase social, aspecto físico u otro.

Anhelo un país donde todos podamos ser tratados como iguales y donde todos podamos opinar libremente; veo con entusiasmo las movilizaciones estudiantiles y sociales que van expresando las reivindicaciones sociales; tal es el caso de lo que ocurre en la carrera de Derecho UdeC Chillán, imagino; pero aquello siempre tiene que ser de manera responsable pues, podemos ser nosotros mismos los que mañana seamos acusados injustamente por alguna situación y tan sólo ahí nos daremos cuenta que el daño ya está provocado.

Como medio de comunicación, debieran tener la responsabilidad al menos de pedir la identidad de quien hace la denuncia, de otro modo es imposible defenderse; o tener el rigor profesional de buscar al denunciado para ver si la denuncia es verídica o no o al menos haga sus descargos, si lo desea; o publicar «la denuncia presentada a la Universidad y que no fue contestada», si existe…

Sabido es el «temor reverencial» por las autoridades o profesores en la U, sobre todo en Derecho donde los exámenes orales hacen muy discrecional la decisión de aprobar o reprobar a un alumno… pero en un país donde se han removido ministros, rectores de colegios, etc. la situación ha cambiado y los mecanismos institucionales deben funcionar, ser utilizados y respetados.

No hablo en representación del profesor, sólo escribo en mi propia representación y sabiendo que esto me traerá «calificativos» de todo tipo. Sin embargo, ¿quien más que nosotros -los «hombres de leyes»- podemos pedir que las cosas se hagan de manera «justa»?

Boris A. Muñoz Alcatruz
Egresado Derecho UdeC

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