El acto de evadir, burlar, hacerle el quite, superar, llegar a otro momento, saltar y cambiar la historia, no fue un acto más de los actores secundarios, fue una apuesta, una acción, una acción directa, un rebalse que generó otra acción directa, que abrió, destapó y denunció el modelo infernal por dentro. transformándolo en una olla a presión que se venía caldeando por todo Chile desde la entrada de este siglo, al que bien podríamos llamar el siglo de las luces.
Desbaratar esa máquina infernal publicitaria televisiva política que nos tuvo golpeados y bajo cuerda por dos décadas, por no decir siglos. Ellas, los estudiantes secundarios, ellos que llevaron la batuta en cada batalla y en cada esquina, además de las batallas en sus casas: la del tedio, la frustración y la del cansancio, la del sustento diario. Ellas las alquimistas, las transformaron en explosión callejera, a la vista de todas.
Primero sacaron sus mochilas, luego fueron pingüinos, y de pingüinos saltaron al 2011. Armando asambleas horizontales como solo en colectivos y rincones marginados pasaba, eligiendo vocerías, coordinando por abajo entre liceos, enfrentando entre tomas, muros, marchas y calles, al estado opresor y a todo su aparato puesto a favor del lucro. Ellos hablaron, y nos dijeron en cada vocería, que no estábamos solas, ni solos, y que éramos un pueblo completo dispuesto a regenerar y a cambiarlo todo.
Somos el baile de los que sobran. Somos prisioneros del sistema que nos amordaza, nos cansa, nos aprisiona y angustia. No podemos dejar nuestro trabajo, no podemos dejar nuestras casas tiradas, y nos acecha el hambre. Entonces salieron nuestras hijas e hijos y se fueron a enfrentar al enemigo que nos mata a diario. Y salieron a evadir, ahí empezó todo. No, empezó todo mucho más atrás, porque de repente todas nos vimos iluminados por la historia nuestra. Y ahí se fue todo rodando hacia abajo. No, se fue todo rodando hacia arriba, y cuando se rueda hacia arriba es que todo cae, y empiezan las revoluciones.
Sí revoluciones: palabra temida por los de arriba y por la izquierda, por toda la izquierda, por esa, y por la otra que también está esperando al partido para iniciar la revolución.
Y aunque algunos teoricen técnicamente, les cuento por abajo y en secreto, que estamos viviendo una revolución, que estamos en el medio de una forma de vivir que agoniza, y otra forma de vivir que emerge con todas las fuerzas, y que no se iguala a nada, porque ninguna revolución se iguala a nada, ni se parece a otra. Y porque, no tenemos más que una sola salida, una sola salida, la nuestra… Pero ellos no tienen ninguna más, podrán estirar un poco más el elástico, matar un poco más de lo que han matado, pero el flujo vital ya es incontenible.
Por Mario Ramos.