Así se refirió Camilo Escalona, presidente del Partido Socialista, sobre los militantes que abandonaron la tienda para apoyar la candidatura presidencial del socialista Jorge Arrate.
El rechazo a la conocida incontinencia verbal del senador fue total. Por un lado, porque es un hecho evidente que el socialismo chileno se desgaja y, por otro, la retirada de 1700 militantes sí es una fuga significativa, ya que corresponderían a militantes activos, que no serían en total más de los siete mil que participaron en el último congreso, a diferencia del resto que -en su gran mayoría- han sido registrados por las tendencias únicamente para sufragar. Práctica muy popular entre los partidos que compiten internamente.
Esta salida pone en evidencia que en la práctica hay dos partidos Socialistas. El primero, el PS-Concertación, es el oficial y liderado por Escalona. El otro, que podríamos denominar un PS-Izquierda, representa al “Socialismo de Izquierda”, que ha hecho una apuesta política distinta a la Concertación, pero que a diferencia del PS-Concertación se encuentra sumamente disperso. El socialismo de izquierda se compone por quienes se han retirado del partido o lo harán para formar otros referentes y que serían, del tenor literal, los fracasados. A ellos se les sumaría –a mi juicio- quienes no comparten la línea política del PS-Concertación pero siguen afiliado a él. Los aludidos, en respuesta, más que señalarle sus éxitos, a mi juicio, deben evitar el fracaso –riesgo inherente a toda empresa- superando la principal desventaja que tienen respecto de sus ex aliados: la dispersión.
El socialismo de izquierda, a pesar del desparramo tiene un proyecto político común que se caracterizaría principalmente por querer una asamblea constituyente para una nueva constitución, una democracia efectivamente participativa y una economía no- neoliberal, que podríamos denominar una economía social. El PS-Concertación, en cambio, se ha acomodado al poder cediendo en evitar una confrontación por el modelo político, económico y social, abriéndose sólo a reformar -vía parlamento binominal- la actual Constitución.
Los socialistas de izquierda –dispersos, como se ha dicho- se han trazado dos estrategias distintas representadas por sus dos candidatos Presidenciales, Jorge Arrate y Alejandro Navarro. Los partidarios del ex Ministro, los Socialistas Allendistas que buscarán constituirse como partido y el Movimiento Izquierda 21, compuesto también por ex militantes PS, han realizado una apuesta con el Juntos Podemos para “ensanchar el surco de la izquierda”. Por el lado del Senador, está su partido en formación, el MAS, que ha seguido un camino re-fundacional de la izquierda.
Sin embargo, Navarro se ha visto socavado en sus aspiraciones presidenciales porque apostó a un electorado -rebelde, joven y no-inscrito- que le fue arrebatado por MEO. Aunque, a diferencia de este último, con un discurso de izquierda. En cambio, su gran acierto fue la necesaria creación de un partido político como una herramienta institucional para ampliar la participación de las fuerzas progresistas en la vida democrática.
Jorge Arrate, por otra parte, acertó en su apuesta estratégica de aliarse a la izquierda tradicional porque ha permitido el encuentro del mundo comunista, excluido en democracia, con una fracción del socialismo que participó veinte años en la Concertación. Además, porque ante la arremetida de un mediático Enriquez- Ominami ha sabido mantener la distancia entre la izquierda que él representa y la ambigüedad del diputado. Arrate, a diferencia de Navarro, concita más apoyo entre las distintas vertientes que viven en la izquierda: el PC, la izquierda Cristiana, independientes y movimientos como la Surda.
En cambio, no cuenta con una herramienta política institucional del socialismo de izquierda que lo apoya y todo intento de formarlo en campaña parece muy difícil porque habría que distribuir recursos y equipos tanto a la campaña como a la conformación del Partido, lo que terminaría por debilitarla. Además, disputaría el mismo espacio electoral del MAS.
El socialismo de izquierda debe unificarse para evitar que su proyecto fracase producto de su dispersión, castigada en nuestro actual sistema político. Hay un proyecto político común, coincidencia sobre lo que se quiere, pero falta el instrumento que lleve ese proyecto. Para ello se necesita una única candidatura de izquierda y un único partido político que agrupe al socialismo de izquierda y que logre fundirse con otras fuerzas políticas afines, que interprete los anhelos de cambio de esa gente que creyó en algún momento en MEO, pero que se desilusionó de su conservadora propuesta de “cambio”. Necesitamos, además, que este partido recoja la lucha histórica de un pueblo, pero que también sea capaz de cambiar la forma de hacer política, de interpretar a la sociedad y de comunicarse con ella.
Aún estamos a tiempo de unir fueras para transformar a Chile, fortalecer la izquierda, potenciarla y construir un proyecto real y viable. Concretamente, esto es posible –pienso- si Alejandro Navarro declina su candidatura a favor de Jorge Arrate y que el socialismo de izquierda que apoya a este último, sumado a los independientes y los movimientos que apoyan a ambos candidatos confluyan en el MAS para fortalecerlo como una herramienta política del pueblo.
Juan Francisco Castillo. Estudiante, Socialista de izquierda y partidario de Jorge Arrate.