Cuenta la historia que en la adolescencia de Salvador Allende sus pasos se encontraron con los del viejo anarquista porteño Juan Demarchi. Junto a él compartió tardes de ajedrez y largas charlas sobre cuestiones sociales que marcaron al socialista de por vida. Sobre Allende se sabe demasiado, no así sobre Demarchi, hombre que, como veremos, fue mucho más que el personaje anecdotario de la biografía del presidente de la Unidad Popular. Demarchi fue un anarquista de toda la vida, una existencia preciosa.
Juan Demarchi (también Giovanni De Marchi) nació en Turín en 1864. Desertó del ejército y se fue de su Italia natal en un viaje que lo llevó por diversas regiones, desplegando en ello una amplia y rica actividad en la propaganda anarquista. Estuvo en Portugal, en Marruecos, en París, en Barcelona, en Río de Janeiro y Buenos Aires. A Chile llegó cuando acababa el siglo XIX, radicándose en Magallanes donde ayudó a organizar los gremios del fin del mundo. Entre 1900 y 1904 vivió y luchó en Lota y Curanilahue, donde participó en la Mancomunal. Luego se fue al norte de la región chilena y entre 1917 y 1918 participó de las batallas que llevaban adelante las Ligas de Arrendatarios. De allí se vino a la zona central para instalarse en Santiago y Valparaíso.
Demarchi fue carpintero y al parecer zapatero en sus últimos años. Como autodidacta, aparte de su nativa lengua italiana, aprendió el español, el francés y el portugués. Participó en varios periódicos y organizaciones libertarias. La última de ellas fue la sección local de la IWW. Así lo encontró la Dictadura de Ibañez (1927-1931). El anarquista, con más de 60 años se fue a la Argentina y participó de la resistencia comprometiéndose en complots tan afamados como los del Avión Rojo. Se cuenta que en ese proyecto Demarchi era el encargado de internar las armas desde Mendoza por la vía del ferrocarril fronterizo. Pensaban hacer caer la dictadura por la fuerza. Traicionado por militares anti-ibañistas, el plan fracasó. El italiano ingresó a Chile ilegalmente y apenas fue descubierto por la policía del régimen fue relegado a la Isla Mocha.
Caído el dictador, el viejo Demarchi permanecerá activo y fiel a las ideas libertarias hasta sus últimos días. Muchas veces se le intentó expulsar con la Ley de Residencia, pero cada vez que venía la oleada represiva, se levantaban movimientos de protesta en solidaridad. Sus últimos años fueron penosos, cuentan, cada día su cuerpo era presa de nuevas y prolongadas enfermedades. Hubo tiempos en que deliraba, quien sabe si acaso por sus largas jornadas en manos del Estado. En 1943 un pesado resfrío hizo que pidiera ser trasladado desde Santiago a Valparaíso, para estar con su familia. Allí murió en los primeros días de abril, cuando surgía el otoño en el hemisferio sur. Sus funerales se realizaron el 7 del mismo mes, acudiendo unos 300 compañeros y compañeras a despedirlo. Así se fueron 79 años en la tierra, y más de 50 de ellos para la difusión del anarquismo.
Por Manuel de la Tierra
Algunas referencias:
Revista Punto Final, Santiago, 16 de marzo 1971
El Andamio, Santiago, 27 de mayo de 1945
Acción Directa, Santiago, mayo de 1943
La Protesta, Santiago, 6 de marzo de 1932
Bandera Roja, Concepción, 1926
Publicado en El Surco, Santiago de Chile, nº23, enero-febrero 2011
Extraido de www.portaloaca.com
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