La derecha en el trasero

Las reuniones de gabinete de Sebastián Piñera deben ser una casa de Orates, las encuestas están por el suelo, imposible ser más insignificante, es la mediocridad representada en números

La derecha en el trasero

Autor: lefraru

Las reuniones de gabinete de Sebastián Piñera deben ser una casa de Orates, las encuestas están por el suelo, imposible ser más insignificante, es la mediocridad representada en números. Ya no hay espacio para fanfarronear con la reconstrucción, guste o no, hasta la falta de inteligencia de Piñera está ausente. No es muy difícil imaginar a Hinzpeter ensartado por la mirada de Longueira, solo basta mirarles la cara. En La Moneda, la atmósfera a estas alturas debe ser equivalente a la de un grupo de viejas histéricas que se desploman con cada marcha de los secundarios.

Hay un descontrol seductor. En Chañaral, pueblo distante de alcanzar florecimiento, unos liceanos felices anunciaron con pancartas en una feria libre que al día siguiente venderían porotos para sostener la cruzada, notables. Ni las jaurías de pacos, lacrimógenas, ni amenazas de Hinzpeter los han detenido. Son rigurosos, ingeniosos y por lejos más consecuentes que la desconcertada oposición. Apasionados como Florentino Ariza diría alguien por ahí…

Según la derecha y sus medios, los secundarios son violentos como ellos solos. Sus cruzadas las generalizan como lumpen, ahí es cuando citan las estadísticas y como es de esperar: con datos errados. Para ser precisos, cuando el movimiento secundario destruye la brújula política y desestabiliza al Gobierno, son clasificados de “hechos puntuales”.

Han logrado terremotear al Gobierno, lisa y llanamente se metieron la derecha en el trasero. No quisiera estar en los pantalones de un dirigente momio, debe ser una angustia del terror. Ya no hay reconstrucción ideológica que valga la pena. Los jóvenes se hicieron parte de los temas coyunturales que son el dolor de cabeza del Gobierno. Partieron siendo mayoría en los temas ambientales y se fueron en picada en las demandas por la educación chilena, y ahí le dieron el palo al gato.

Los secundarios, siendo ajenos a las triquiñuelas políticas, se hicieron propietarios del derrumbe del Gobierno, un mal gobierno, peor que el anterior. Creo -para el orden de las cosas- quienes nos jactamos de haber sido 20 años gobierno, hoy debemos observar y apoyar a los secundarios, no importa el orden, solo apoyarlos. Quieren igualdad, nada del otro mundo a la hora de soñar.

 


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