La ciudadanía ha ido tomando conciencia de la importancia de mantener una ciudad sustentable: un ambiente social y económicamente mejor compartido, y un ambiente natural armónico con las necesidades de una buena calidad de vida.
La apreciación del territorio y de su uso ha cambiado. Así, las hidroeléctricas en Aysén, han llevado a amplios sectores sociales a manifestarse sobre uno de los temas que es crucial en nuestra profesión, cual es la calidad de vida en los centros poblados, ciudades intermedias y metrópolis.
Las grandes infraestructuras de energía que nos parecían modernas y adecuadas ayer, hoy son discutibles por su enorme impacto ambiental. A los profesionales arquitectos y urbanistas nos corresponde por tanto, de manera importante, presentar una postura frente a este debate.
Nuestro país tiene vocaciones geográficas y en ellas, diversas fuentes para la generación de energía eléctrica y, sin embargo, se le obliga a recibir una única forma de energía que le ofrece la política energética centralizadora.
La estructura de distribución eléctrica actual no considera el impacto de las grandes distancias y define su emplazamiento sólo por las mejores rentabilidades sin considerar la opinión de las regiones.
Nuestro país tiene muy buenas condiciones naturales para diversificar la generación de energía eléctrica: tiene energía solar; tiene capacidad de centrales hidroeléctricas de paso y de menor tamaño; energías eólicas; energía de mareas a lo largo de la costa chilena y energía geotérmica a lo largo de nuestras cadenas de volcanes. Y principalmente está la necesidad de impulsar políticas de generación domiciliaria.
Entonces, en aras a una política razonable y de aprovechamiento de las vocaciones energéticas en la diversidad de nuestras regiones, pedimos al Estado una mayor participación social ciudadana verdaderamente vinculante y una legislación institucional ampliada a la participación técnica más allá de los Seremis.
Planificar a largo plazo sigue y seguirá siendo imprescindible. Regionalizar la generación y de manera sustentable es también democratizarla. Es generar mayor fuente laboral en las regiones. Es mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Es crear cultura de vida compatible con los medios naturales y técnicos.
Por estas razones, los arquitectos proponemos la suspensión de la construcción de nuevas centrales de cualquier tipo hasta tener consensuadas nuevas políticas energéticas territoriales para el buen desarrollo compartido de todos los ciudadanos.
COLEGIO DE ARQUITECTOS DE CHILE
Junio de 2011
Texto de autoría externa. Recibido y publicado por