En el último tiempo han surgido preocupaciones por la industria del salmón -cuyos problemas siguen sin resolver-, negocio que brinda nula satisfacción a quienes se han visto directamente afectados: los trabajadores. Es precisamente lo que ocurre con la multinacional Marine Harvest, en la cual se han despedido un número importante de trabajadores, producto de la infección de su producto principal “los salmones” por medio de un virus denominado ISA, que para muchos es más perjudicial por el daño social que ha provocado, que por los efectos que ha tenido a la industria del salmón en Chile. Pero al respecto son muy pocas las explicaciones convincentes que la empresa en cuestión ha señalado, optando por el hilo delgado, o por el camino más fácil despidiendo a sus empleados, sin dar una solución adecuada que permita dar conformidad a quienes se vieron afectados por el masivo despido a los trabajadores de la Región de Los Lagos que materializó tal empresa.
Por otro lado se desconoce todas las gestiones efectivas que el Gobierno ha realizado con el fin de encontrar la legalidad de las causas que llevaron a la decisión tan drástica que tomó Marine Harvest, de despedir a sus empleados, por su gestión infructuosa que llevó al caos a su empresa. Dicho esto, el Ministro de Economía Hugo Lavados congregó un grupo de autoridades gubernamentales, para conformar una mesa de trabajo con el objetivo de analizar y proponer medidas urgentes para el sector acuícola, en que les propuso un plazo de 30 días para que establezcan cuáles son las tareas prioritarias que deben abordarse con respecto a las cuestiones acuícolas. Es decir, el gobierno se preocupó de enfrentar el virus ISA, pero no ha manifestado su posición frente a la situación de los trabajadores.
Sin ir más lejos ya en el año 2005, la multinacional Marine Harvest ya era cuestionada por ser una de las empresas con mayor tasa de infraccionalidad laboral, por lo que en ese entonces el diputado Fidel Espinosa la calificó como la “Fiebre Naranja”, puesto que “significa desde el punto de vista de las exportaciones, de los millones de dólares en utilidades, pero sin embargo es una actividad que está generando costos en diferentes aspectos: ambiental, laboral y social”.[1]
Para concluir, es necesario señalar que, se deben establecer las reglas claras para las empresas que vienen a lucrarse realizando inversiones en nuestro país, forjando precedentes, que no actúen como grandes barreras de entrada a nuestro mercado, sino que apuntando a entablar estándares que ayuden a las industrias a ser “socialmente responsables”, con todas las implicancias que conlleva este concepto. Estaremos esperando que el compromiso que asumió Alvaro Jiménez, Gerente General de Marine Harvest Chile, se cumpla al pie de la letra, el cual consiste en que el objetivo principal de la “Nueva Marine Harvest”[2], no apunta a ser la empresa más grande en su tipo, sino la mejor. Pero para eso debe partir por lo principal que es la respuesta que tiene que darle a la sociedad, para después pensar en las utilidades que se quieren proyectar para los plazos futuros.
Guido Ascencio
[1] Puerto Montt/Chile. 19 de agosto de 2005. (Ecoceanos News)
[2] Visión Acuícola, pág. 24 mayo 2008