Cristián Aguadé nació el 21 de febrero de 1921 en la ciudad de Barcelona y llegó a Chile a fines de 1939, a los 18 años de edad, junto a un grupo de refugiados de la Guerra Civil española en el Formosa, un barco de carga francés. Casado con Roser Bru i Llop, prestigiada pintora, tuvo dos hijas con ella.
A los 17 años ingresó al Ejército Republicano, pero un año más tarde tuvo que salir junto a estos combatientes y los refugiados rumbo a Francia. Su padre que era político, esperaba que con la guerra europea cayera Franco. Como eso no sucedió y a pesar de que su familia se quiso quedar, los Aguadé también cruzaron la frontera hacia París.
Hijo del médico Jaume Aguadé, primer alcalde de Barcelona y ministro del Trabajo del gobierno español durante la Guerra Civil, Cristián tenía 18 años cuando se embarcó hacia Chile en noviembre de 1939. “Mi padre me despidió en el muelle de Le Havre y antes de que zarpara el barco les gritó a sus amigos: «¡Cuídenmelo!». «Fue la última vez que nos vimos», recordó Aguadé en sus memorias.
En su equipaje traía algo de ropa y unas cuantas fotos familiares que hoy ilustran parte de su libro «Lucha inconclusa: memorias de un catalán exiliado a Chile», un relato autobiográfico que surgió de la idea del escritor, también catalán, Juliá Guillamon, escrito con una mirada propia y ajena a la vez.
“Mi pasaporte decía «electricista», oficio que nunca estudié pero que me permitió embarcarme a Chile. Aquí, nuestra conexión con Cataluña era el Centre Catalá donde se acogió a los emigrantes catalanes”, contaba en sus memorias.
Aquella guerra iniciada en 1936 culminó con la derrota republicana en abril de 1939 y como consecuencia de la misma, en la medida que la las tropas franquistas iban tomando Cataluña, el 15 de enero tras la caída de Tarragona, se inicia un exilio masivo cuya marcha fue protagonista en las carreteras catalanas que conducían a Francia.
La pregunta que quedó es por qué la población civil que no tenía responsabilidades políticas ni militares, ¿por qué huyó? Según la escritora Teresa Pàmies “la masa de la población civil seguía el impulso colectivo de creer de que en Francia encontrarían al marido, al hijo, al padre, al hermano y que pasada la borrasca retornarían a la vida de familia, trastocada por la vorágine de la guerra.
México, Chile y República Dominicana fueron los países sudamericanos que, oficialmente, aceptaron a los republicanos españoles.
En esta nueva emigración a América, quedo asociada a la memoria colectiva los nombres de los barcos que transportaron a un gran número de refugiados entre 1939 y 1940.
Flandre, Sinaia, Ipanema y Mexique llevaron los refugiados a México; Winnipeg y Formosa a Chile; Massilia en Argentina y el Stanbrook hacia Orán significando el inicio de una vida nueva y un pasaje a la esperanza.
Corrector de pruebas de imprenta en la Editorial Nascimento; pintor de paredes, fabricante de juguetes fueron los primeros trabajos en Chile de Aguadé.
Cristián Aguadé dejó su huella en el diseño chileno al fundar Muebles Sur, hace sesenta años, gracias a la inspiración de Germán Rodríguez Arias y con la ayuda de su socio Claudi Tarragó i Borràs, sin tomar un lápiz pero colaborando en la proyección de objetos y también inventando muebles y ambientando recintos que bien podrían ser los dominios de un hombre joven.
Dedicado a combatir el régimen franquista, su actividad como escritor fue de artículos y discursos, sobre todo en el Centre Catalán de Santiago de Chile, el que llegó a presidir. Impulsado a escribir sobre la memoria histórica reivindicada por la nueva democracia española, publicó su autobiografía titulada Lucha inconclusa. Memorias de un catalán exiliado a Chile publicado en marzo de 2009 bajo el sello de la editorial Catalonia y en Cataluña, como Memories d’un Catalá de Xile por Editorial La Magrana de RBA.
«No me siento inmigrante, sino un exiliado político de la Guerra Civil Española.Mi lucha está inconclusa en lo político. Los catalanes no hemos terminado con el centralismo español que nos tiene agobiados desde hace 300 años», acotaba en su libro.
Al escribir «Lucha inconclusa» no pensó en una biografía personal, sino en hacer una historia política de la guerra civil, del exilio y de la recuperación de la democracia en España. “Yo tenía una misión para cumplir que no era líder, sino ser leal a una causa”, escribió en sus memorias.
En muchas ocasiones viajo a Cataluña, donde trabajaba en política clandestina para reponer el gobierno catalán en exilio, la Generalitat de Catalunya, siendo el representante en Cataluña de Josep Tarradellas- presidente del gobierno catalán en el exilio durante el franquismo- y participó, de la transición política que preparó a Cataluña para el nuevo escenario tras la muerte de Franco hasta que Tarradellas pudo regresar a Barcelona.
«Voy a jubilar cuando me llegue la muerte… Estoy tratando de escribir reflexiones de senectud. Qué es lo que nos pasa en esta cuarta edad. Escribo cuentos, porque si no sería una novela inconclusa», explicó cuando contó que trabajaba en un libro de relatos que más tarde darían vida al libro “Memorias de un viejo impertinente” también publicado por Editorial Catalonia.