Porqué voy a votar por Alberto Undurraga y Karol Cariola

Es un hecho que nuestro país desde hace mucho tiempo no enfrentaba una disyuntiva político-electoral tan importante e influyente para las próximas décadas. En efecto, la ciudadanía ha ido tomando conciencia de que, si bien es cierto, la recuperación de la democracia ha significado para el país diferentes y variados logros, no es menos cierto que ha llegado el momento de realizar cambios profundos destinados a superar la enorme y agresiva desigualdad, la que no solo se expresa en el ingreso y reparto de la riqueza, sino que también se despliega en ámbitos esenciales para una vida realmente justa y humana: en la educación, en la salud, en el acceso a las nuevas tecnologías, en la participación en las decisiones comunales y nacionales, en leyes laborales más justas y equitativas para los trabajadores, en fin, en una Constitución que debe ser cambiada y así convertirse en el ícono inequívoco de una nueva etapa democrática.

Frente a esta realidad, el país ha mostrado dos claras posiciones −más allá de las sutilezas y de ciertos matices que algunos quieran poner−: por un lado, los que están por cambiar la actual situación y rectificar todo lo que ha significado un «dejar hacer» al mercado y a ciertos grupos de poder económico y cultural, consolidando un funcionamiento socioeconómico intrínsecamente abusivo y carente de toda justicia social y, por otro lado, los que quieren que el estado actual de las cosas, en lo fundamental, se mantenga o en el mejor de los casos se lo mimetice con algunas políticas públicas puntuales y asistémicas.

Nuestra opción de votar por la expresidenta Bachelet el próximo 17 de noviembre, responde precisamente a nuestra convicción que ella, tal cual lo ha expresado, quiere liderar la profundización democrática y emprender esta histórica tarea transformadora. Pero, como ya ha sido dicho, podría ser motivo de una gran frustración nacional si Michelle Bachelet gana la elección presidencial pero no cuenta con una mayoría significativa de diputados y senadores que la apoyen y acompañen en este trabajo. La derecha ha mostrado, por más de 20 años, que es capaz de boicotear y obstaculizar significativos proyectos o leyes democratizadores y con sentido social, como son el salario mínimo, la reforma tributaria, el binominal y la reestructuración del sistema de Isapres, entre muchos otros.

Es por todo lo señalado anteriormente que voy a votar por Alberto Undurraga para senador y por Karol Cariola para diputada. Además de tratarse de dos personas jóvenes que traerán savia nueva a la política chilena, cuentan con condiciones y atributos que dan garantía de que cumplirán un gran papel en el Congreso y estarán siempre apoyando las leyes que concreten los cambios que nuestro país requiere con extrema urgencia.

A Alberto Undurraga lo conozco hace mucho tiempo y comparto con él la militancia política demócratacristiana y una visión del país que me da garantía de su compromiso con los cambios políticos y socio-económicos que la mayoría de los chilenos ansían con esperanza. Su gran trabajo como alcalde de Maipú son una prueba de lo señalado.

Con Karol Cariola, más allá y por sobre algunas diferencias que nuestros partidos puedan haber tenido por una historia y doctrina distinta, hoy día coincidimos en lo más importante para lo que interesa al país: la búsqueda de una mayor justicia social para los más postergados y la necesidad de transformaciones urgentes en nuestra sociedad. Ella ha dado muestra de ser una joven brillante y una gran líder del movimiento juvenil que hace poco tiempo remeció al país.

Por todo lo dicho, les invito a votar en Recoleta el próximo 17 de noviembre por Michelle Bachelet para presidenta, Karol Cariola para diputada y Alberto Undurraga para Senador .

 Por Ernesto Moreno