¿Qué hacer con los nuevos ingresos del cobre?

El precio de referencia para el cobre con que se construyó el presupuesto del 2021 fue de 2.88 dólares por libra, lo cual obviamente quedó ya superado por la realidad del mercado.

¿Qué hacer con los nuevos ingresos del cobre?

Autor: El Ciudadano

Por Sergio Arancibia

Todo indica que los precios del cobre en el mercado internacional se mantendrán por sobre los 4 dólares por libra durante parte importante de este año. Eso implica que los ingresos fiscales provenientes de los impuestos a la gran minería del cobre tendrán necesariamente que aumentar, tanto los que tiene su origen en Codelco, como los que dicen relación con la gran minería privada.

El precio de referencia para el cobre con que se construyó el presupuesto del 2021 fue de 2.88 dólares por libra, lo cual obviamente quedó ya superado por la realidad del mercado.

Es dable suponer que esos mayores ingresos fiscales podrán estar alrededor de los 2.000 millones de dólares en el transcurso del año.  ¿Qué correspondería que hiciera Chile con esos mayores ingresos fiscales? Las alternativas son varias.

Para este año se proyectó inicialmente un déficit fiscal de 4.7 % del PIB y un mayor endeudamiento por 20 mil millones de dólares. Una posibilidad – al menos teórica – es que los gastos se mantengan igual, o crezcan muy poco – menos que el crecimiento de los ingresos – de modo de reducir el déficit.

También se puede pensar en mantener los niveles programados de ingresos y gastos y utilizar los mayores ingresos para recurrir en menor medida al endeudamiento previsto de 20 mil millones de dólares, y/o pagar las deudas ya contraídas con anterioridad, de modo de bajar el nivel de la deuda externa.

Todas estas alternativas financieras suponen que el país está en la más normal de las situaciones y que los niveles de gastos previamente programados están en alta correspondencia con lo que el país puede y debe gastar. Esto se parece a la situación que enfrentaría una familia de clase media acomodada que tiene bien planificados sus ingresos, sus gastos y sus deudas, y a la cual le cae del cielo una cierta cantidad de dinero adicional.  Se lo puede tomar con calma. 

La otra alternativa para enfrentar esta situación es aprovechar los mayores recursos para gastar más. Esta alternativa se justifica no por una actitud de nuevo rico – que se gasta cuanto antes todo lo que tiene – sino por el hecho concreto de que estamos en recesión – hay todavía mucha gente pasándola mal – y hay que implementar las medidas posibles para salir cuanto antes de esta situación, dentro de lo que el control de la pandemia permita. Hay que pensar como se si tratara de una familia pobre, que enfrenta cesantía y otros males, la cual recibe una platita que le permite un respiro. No se le puede pedir que destine esa plata al ahorro. 

Pero el mayor gasto puede asumir varias modalidades. Una es identificar proyectos de inversión que tengan gran significación nacional y canalizar hacia allá los nuevos recursos. Podrían ser inversiones en infraestructura sanitaria, o eléctrica, por ejemplo, o en la creación de una red de locales de adiestramiento o capacitación digital, en todas las comunas más pobres, o en dotar de salas computacionales a todas las escuelas públicas del país. La otra alternativa es actuar por la vía de incrementar el consumo, lo cual a su vez nos lleva a mantener o incrementar las transferencias directas a los cesantes y otras categorías laborales o sociales que han quedado marginadas del mercado del trabajo, como consecuencia de la crisis.

También podría pensarse en préstamos y estímulos a sectores específicos que tengan una alta capacidad de multiplicación de ingresos, tales como la construcción o el turismo.

El país debe tomar decisiones respecto a estas alternativas. El país, no solo el gobierno. Todas éstas son decisiones de alto contenido estratégico que deberían tomarse por la vía de grandes acuerdos nacionales, que comprometan a los partidos presentes en el parlamento y a los municipios y organizaciones sociales. Deben ser también decisiones que se tomen pronto, pues los problemas que enfrentan los chilenos son muchos, se arrastran ya por mucho tiempo y no tiene sentido seguir soportándolos mientras los recursos financieros que pueden ayudar a mitigarlos se acumulan en las arcas fiscales. 

Artículo de Sergio Arancibia publicado en la edición digital de El Clarín (Chile) el día 26 de febrero de 2021.


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