“Mi nombre es Fanya Kaplan. Hoy disparé a Lenin. Lo hice con mis propios medios. No diré quién me proporcionó la pistola. No daré ningún detalle. Tomé la decisión de matar a Lenin hace ya mucho tiempo. Le considero un traidor a la Revolución. Estuve exiliada en Akatui por participar en el intento de asesinato de un funcionario zarista en Kiev. Permanecí once años en régimen de trabajos forzados. Tras la Revolución fui liberada. Aprobé la Asamblea Constituyente y sigo apoyándola.”
Esta es la declaración tomada a Fanya Kaplan horas después de haber atentado contra la vida de Lenin en 1918. Fanya Kaplan, hija de una familia de campesinos, había iniciado su actividad revolucionaria en grupos anarquistas y más tarde se afilió al PSR (Partido Social-Revolucionario), en 1906 participó en un atentado contra un funcionario del gobierno zarista y fue condenada de por vida a un campo de trabajo, en el que acabaría pasando once años hasta que la Revolución de Febrero de 1917 la liberó.
El 30 de agosto de 1918 cuando Lenin salía de una fábrica de Moscú después de haber participado en un mitin, Fanya le disparó tres veces, dos de los disparos impactaron, uno en el hombre y otro en el pulmón. A pesar de las heridas provocadas por los disparos Lenin sobrevivió, aunque su salud se vio muy deteriorada; este atentado sería un factor fundamental para que seis años después, en 1924, Lenin muriera. Sin duda de no ser por la actuación de Fanya, Lenin hubiera vivido muchos años más y con el, el terror de su gobierno. Aún con la sacrificada acción de Fanya Kaplan, Lenin tenía todo atado y bien atado y se guardaba en la manga su sucesión con dos candidatos forjados bajo su sombra; bien León Trostsky, el artífice de la matanza de Kronstadt o bien, Stalin el atroz asesino del pueblo soviético. De principio a fin, la historia de la URSS está escrita con la sangre del pueblo ruso.
Fanya Yefimovna Kaplan fue ejecutada el 3 de septiembre, tan solo cuatro días después de haber realizado el atentado. A las pocas horas después del atentado, se emitió un decreto oficial que legitimizó la represión en nombre de “la defensa de la revolución”, este decreto llevó al arresto y ejecución, sin juicio previo, de más de 800 opositores al régimen bolchevique y sería el preludio de la Gran Purga a finales de los años 30.
Sirviera a los intereses que sirviera, la valiente voluntad de Fanya Kaplan demuestra cuan pronto viró la Revolución Rusa de ser una revolución, a ser un golpe de estado a los intereses de una oligarquía con ansias de poder, y nos demuestra también la imperiosa necesidad de usar todos los medios posibles para alejar a la revolución del cariz autoritario que estaba tomando.
Por Felipe B.
Publicado en www.mutualismo.org
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